Teoría y práctica del diseño urbano para la reflexión de la ciudad contemporánea

96 Teoría y Práctica del Diseño Urbano actividades sociales o de ocio. Wellman (2001: 247) plantea que “el espacio físico sigue conteniendo y modelando las in- teracciones, proveyendo oportunidades y restricciones”. Las interacciones sociales de carácter presencial, además, están restringidas por la distancia y por la disponibilidad de tiem- po de los actores de acordar en el tiempo y en el espacio una actividad común, de ahí la hipótesis que el contexto urbano a través de aspectos como la distancia, existencia de lugares como restaurantes, pubs, centros comerciales, parques, entre otros, tenga un rol relevante en cuanto a potenciar o inhibir la participación en actividades sociales. La hipótesis en la cual Carrasco y Miller (2009) abren una línea de investigación afirma que la dimensión social –com- puesta por las características de “con quién” los individuos interactúan y por las redes sociales donde ellos están enlaza- dos– es un factor relevante para entender la participación y la distribución espacial de actividades y viajes sociales. Para completar esta mirada se propone agregar la dimensión espa- cial –compuesta por los atributos de “dónde” los individuos in- teractúan con los integrantes de sus redes sociales-, conside- rando la relevancia que la participación en actividades so- ciales cobra en la capacidad del individuo de desarrollar su capital social. En investigaciones realizadas en las ciudades de Los Ánge- les y San Francisco, se ha revelado que la red de calles pea- tonales es la principal herramienta que la población racial utiliza para organizarse entre sí dentro del contexto urbano (Grannis, 2009). Las características morfológicas del contexto, como por ejemplo, la continuidad del espacio urbano de las calles peatonales, son relevantes en la elección de los lugares de residencia por un determinado grupo social. Estas carac- terísticas son responsables por promover una mayor fricción de contactos entre vecinos, lo que puede aumentar la probabi- lidad de existir interacción pasiva entre individuos de carac- terísticas socio-demográficas semejantes. En la década del 1980 surge el trabajo inicial de Hillier y Hanson (Hillier y Hanson, 1984; Hillier, 1996), llamada la teoría del Space Syntax que postula una relación simbiótica entre la configuración espacial y las actividades humanas. Esta teoría supone que el espacio –cuya forma encierra una geometría y una topología– es un constructo social y está configurado a

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