Teoría y práctica del diseño urbano para la reflexión de la ciudad contemporánea

92 Teoría y Práctica del Diseño Urbano Se comprueba que el corredor fluvial se potenciaría con un sistema vial diseñado bajo conceptos de sostenibilidad. Los elementos que refuerzan la hipótesis son numerosos: existe la continuidad espacial que permite habilitar un sistema vial conector asociado al río, prácticamente sin limitaciones geo- gráficas; existen centralidades y piezas urbanas dispersas que la vialidad podría articular conformando un sistema de red de peso metropolitano; existe un sistema de medios de transporte masivo que se puede diversificar activando el tren de pasajeros; existe una red de vías de penetración, perpen- diculares al río, organizadas en esquema de peine –según la morfología de los predios- conectada a las centralidades y umbrales urbanos que serviría de base para dar accesibilidad plena al río y a las actividades de sus riberas, conectándolas. El alcance del estudio es que el trabajo de diseño se ha realiza- do a partir de “la comprensión de la complejidad” del espacio del corredor; se reafirma la importancia del río como colum- na vertebral del territorio y, al visualizar la vialidad en asocia- ción sustentable con el corredor fluvial, se comprende que la infraestructura vial debe estar subordinada al río –en tanto es un patrimonio natural-, respetando y, deseablemente, re- alzando su naturaleza (accesibilidad a la contemplación y dis- frute del paisaje y vistas, del agua, de la flora ribereña, fauna, etc.). Cada tramo del río tendrá un elemento que la vialidad podrá destacar. La principal limitación del estudio ha sido su parcialidad, al no considerar el río en su total extensión desde su nacimiento a su desembocadura. Consecuentemente, en el transcurso del trabajo se fueron descartando ideas proyectuales como las vialidades de borde, paralelas y adyacentes al cauce, que generan barreras a la in- tegración del río con la ciudad o del río con su entorno, y cons- tituyen un fuerte daño ecológico en el territorio al intervenir la dinámica natural del flujo de agua, sedimentos y nutrientes. Es preciso erradicar el mito de las bondades de las costaneras como vías vehiculares rápidas, tanto de la planificación urba- na y territorial, como del imaginario de los ciudadanos. Finalmente, se sugiere algunos criterios básicos que pueden aplicarse genéricamente para ordenar los espacios fluviales. Primero, la necesidad y urgencia de contar con un “plan di- rector”, pensado como un plan de ordenamiento sostenible del corredor del río, coordinado y administrado por el Estado,

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