Teoría y práctica del diseño urbano para la reflexión de la ciudad contemporánea

55 Metodologías y marco de acción del diseño urbano El intersticio en la dinámica de la ciudad contemporánea dor, está también fuertemente impregnado de concepciones estéticas derivadas de su estrecha vinculación con las van- guardias artísticas de principios del siglo XX. En este sentido, la puesta en escena de métodos de análisis propios de un positivismo más bien estricto y rígido, infor- man algunos de los textos funcionales del morfologismo, como La Arquitectura de la Ciudad , de Aldo Rossi (1971), o el Es- pacio Urbano, Teoría y Práctica de Robert Krier (1965); textos que, paradójicamente suponen desde el punto de vista de los contenidos una revalorización de la historia frente a la tabla rasa con el pasado del funcionalismo. Los aportes que nos entrega especialmente este último autor revalorizan notablemente algunos postulados fundamen- tales aproximados al entendido del espacio intermedio entre edificios (Krier, 1975). Así, independiente del producto final con que Krier resuelve los proyectos urbanos a nivel de dise- ño, utilizando tipologías geométricas para definir “la plaza” y “la calle”, es importante rescatar su aproximación conceptual en el entendido de que la polaridad espacio interior-espacio exterior se presenta conjuntamente, ya que ambos se rigen (tanto funcional como formalmente) por unas leyes muy parecidas (Anderson, 1978). La segunda corriente considera al urbanismo como medio de reforma social, iniciado con discursos y planteamientos utópi- cos, y llegando hasta las experiencias actuales de apertura de los sistemas urbanísticos a la gobernabilidad y gestión ur- bana, la participación y la equidad, pasando por la institucio- nalización del urbanismo reformista como parte de la cons- trucción de los Estados de bienestar tras la Segunda Guerra Mundial. Paralelamente, quizás uno de los exponentes más representativos en el tratamiento de la forma urbana y el dise- ño urbano radica en Lynch (1962), autor que sostiene la impor- tancia que producen los efectos físicos y perceptibles tanto en el medioambiente construido, como también en la sociedad. Además de trabajar en su análisis cinco tipos de elemen- tos (hitos, sendas, bordes, nodos y barrios), el autor propone desde una mirada más holística la conjunción y maduración de estos conceptos representados a través de la vitalidad de los lugares, expresado en el grado mediante el cual la forma de los lugares apoya las funciones humanas, los requerimientos biológicos y las capacidades de los seres humanos, así como

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