Teoría y práctica del diseño urbano para la reflexión de la ciudad contemporánea
43 Metodologías y marco de acción del diseño urbano El espacio público como necesidad urbana servador como usuario, es un intérprete del medio donde se desenvuelve, generando y elaborando sus propias relaciones (Lynch, 1988). Si el observador , o más bien los observadores, tienen el poder de reconocer y definir, pueden, además, re- lacionar entre sí lo que los une e involucra, una historia bajo un espacio o lugares de identidad . Estos lugares contienen en su relación una identidad urbana y social, la cual consta de ciertas características que la dar un aire particular de iden- tificacion y reconocimiento. Téngase presente que identidad significa, precisamente, la cualidad de ser propiamente uno mismo. Entendiéndose a esta identidad como una interrela- ción cultural en la ciudad, entre los ciudadanos y su historia. Es la identidad la que el ciudadano protege, en el espacio que habitamos depositamos algo esencial, como cuando uno al- berga algo y lo ponemos a salvo. Heidegger lo explica como un permanecer circundado lo familiar, pues “El rasgo fundamen- tal del habitar es este proteger” (1997: 204). Entonces, nuestra identidad es un momento de nuestro ser, de lo que nos es pro- pio, una secuencia de lo cotidiano. Por eso, la existencia con el vínculo familiar es un reflejo de nuestro modo diario, de la manera en que nos desenvolvemos. Si “los espacios que no- sotros recorremos cotidianamente, están espaciados por lugares” (1997: 212) el contexto es el que constituye la esencia, la rela- ción entre lugar y espacios, entre los espacios y el espacio, es una medida de apoyo para pensar en la relación entre el hombre y el espacio. El espacio urbano contiene ingredientes que ayudan a cons- truir una identidad urbana. Por ejemplo, los barrios tienen una continuidad temática, sus partes son integrantes en la so- ciedad y sus características no son solo físicas. Otro elemento son los bordes , que relacionados pueden servir de límites de un barrio y ayudar a reforzar la identidad. Así también un nodo puede crear una especie de barrio, debido a su valor en el espacio urbano. Pero, un antagonista de una ciudad con ac- tores es la ciudad distópica de la que habla el sociólogo Frede- ric Jameson, que quizás caractericen a nuestro alrededor la pér- dida simultánea del espacio público y de la autoridad privada (De Solà-Morales, 2010), haciendo frágil una imagen cultural con características de identidad social. Por tanto, la organiza- ción del espacio no es tan sólo un asunto técnico, sino de ex- presión simbólica de una cuestión profundamente humana.
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