Teoría y práctica del diseño urbano para la reflexión de la ciudad contemporánea

140 Teoría y Práctica del Diseño Urbano ción del espacio, como superación de las alineaciones, como valor de uso, lógica que opera para la construcción de la ciu- dad como obra (colectiva), superando la noción de espacio como producto. Lo anterior implica entonces una apertura al otro, en cuya búsqueda incorporar cuestiones acerca de las perspectivas de los individuos para modificar ese espacio, el sujeto (ya no objeto como producto del capital) posee un rol clave en los comportamientos sociales que condicionan los procesos. Sujeto que habrá de identificar, reconocer como este nuevo agente social que va a producir un espacio apropiado y no enajenado. En ese sentido citamos a Lefebvre con el recla- mo del derecho a la ciudad, propuesto tal como lo planteara, como un desafío, para la construcción de la ciudad como obra, creadora, la que “solo puede formularse como derecho a la vida urbana” (Lefebvre, 1968:138), es decir, como aquella que “…supone encuentros, confrontaciones de diferencias, cono- cimiento y reconocimiento recíproco (lo que se incluye dentro del enfrentamiento ideológico y político)” (Lefebvre, 1968: 31). Reclamo también de una ciudad con su ciudadanía. La construcción de la ciudad debe reconocer sus espacios de borde como lugares determinantes de la morfología urbana, por lo cual debe dotarlos en su construcción de la categoría y las propiedades de un “espacio urbano”, considerando tanto propiedades como conexiones. Idea de centralidad se propone como garante de esta condición de urbanidad. Reconocemos en ello el rol intermediador y la connotación espacial de los límites explorados y el papel del diseño en los espacios de borde para su reconfiguración. Siguiendo en la línea lefebvriana, recogemos la idea de pro- ducción del espacio como proceso, no el espacio en sí mismo, sino en esta relación entre lo que llama la triple dialéctica del espacio; espacio de la práctica, tipos y jerarquías de un conjun- to espacial apropiado por una formación social; representa- ción del espacio ligado a las relaciones de producción y el or- den que impone; espacios de representación manifestación de códigos sociales y simbólicos. En tal sentido solo queda entender el diseño urbano en los espacios de borde como proceso, lo que implica la mirada interdisciplinar y multidi- mensional para una nueva cultura de lo urbano que persiga la consolidación y construcción de las relaciones urbanas, como costuras en el espacio público.

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