Teoría y práctica del diseño urbano para la reflexión de la ciudad contemporánea
116 Teoría y Práctica del Diseño Urbano De las 36 localidades urbanas que conforma la constelación de asentamientos costeros de la región del Biobío, 18 experimen- taron daños de gravedad (ver Figura 17), que en muchos ca- sos impidieron restablecer condiciones básicas de funciona- miento luego de dos años de ocurrido el siniestro viendo in- terrumpido sus sistemas de comunicación terrestre y trans- portes públicos, redes de servicios y equipamientos. Pero en otros casos más extremos, los centros urbanos fueron parcial- mente devastados, sin posibilidad de restablecerse, sin antes mediar una redefinición de su planteamiento urbano. El registro de daños en la región del Biobío da cuenta de 11.633 edificaciones destruidas, en su gran mayoría residenciales, pero también condestinos productivos, comerciales y de servi- cios. Los daños involucraron a más de 1.550 entidades comer- ciales, 570 productivas, 42 educacionales y 5 centros de salud. Como consecuencia, estos daños comprometieron la vida ur- bana de más de 260.000 habitantes que, según el censo de 2012, residían en estas ciudades costeras. De esta devastadora experiencia se pueden hacer múltiples lecturas, pero en materia urbana se pueden hacer a lo menos dos importantes: la primera, en cuanto a constatar la inex- plicable práctica de quienes tomaron sistemáticamente deci- siones en la planificación urbana y en sus intervenciones, sin considerar los riesgos naturales del lugar, que en la mayoría de los casos eran conocidos. La segunda lectura dice relación con el diseño urbano, el que pasaría a ser una herramienta fundamental para la reorganización de la ciudad y para me- jorar su resiliencia. En el caso del borde costero de la Región del Biobío, las 18 lo- calidades afectadas por la catástrofe del 27 de febrero de 2010 mostraron una vulnerabilidad extrema de sus estructuras ur- banas a las amenazas de tsunami. Muchas de estas localidades nunca fueron objeto de una planificación urbana regular, por el contrario, ellas fueron el resultado de asentamientos espontáneos, que alcanzaron un nivel importante de consoli- dación en tiempo. Es comprensible que estas localidades no reunieran las condiciones para enfrentar un tsunami y que los daños fueran cuantiosos. Pero muchas otras localidades, como: Talcahuano, Penco, Tumbes, Dichato, Tirúa, entre otras, habían sido objeto de procesos formales de planificación y contaban con planes reguladores comunales vigentes y de
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