El Plan Regulador Intercomunal de Concepción - Chile, 1963-1980 y sus tempranas medidas de sustentabilidad territorial y urbana. Volumen II

21 cruces demasiado próximos y cerrados impuestos por la manzana colonial. Allí era especialmente difícil habilitar un sistema de calles de diversa jerarquía, más aún la avenida norte-sur que había sugerido Karl Brunner en los años 1930, y también el asesor estadounidense Bingham en los 1950. El M OP , a través de sus Direcciones de Planeamiento y Vialidad, había planificado un sistema periférico de vías que organizaban y empalmaban la vialidad regional con la circulación propiamente urbana. Se había reservado los terrenos necesarios para ello en varios sectores, esperando poder completar el sistema. Había conciencia, sin embargo, de que la creación de un sistema integral de vías en la metrópoli sólo podría ser completado contando con herramientas financieras y legales más adecuadas. En cuanto a la L OCOMOCIÓN COLECTIVA METROPOLITANA , esta había visto agravadas sus clásicas deficiencias tanto por la longitud de los recorridos a causa de la extensión horizontal de la ciudad, como por la congestión de las áreas centrales donde ya resultaba difícil poner mayor número de vehículos en servicio. El déficit existente en la capacidad de los servicios de transporte colectivo era estimado en 70.000 pasajes diarios. Se pensaba que tendría que abordarse pronto el tema del Metropolitano, en combinación con sistemas de superficie (trenes rápidos al servicio de los suburbios y de los satélites metropolitanos, entre otras medidas). L AS CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES GENERALES DEL «S EMINARIO DEL G RAN S ANTIAGO ». El adecuado manejo del proceso de metropolización del Gran Santiago sería decisivo en el desarrollo social y económico del país, por lo que la solución de sus problemas debía irse realizando en el marco de una política de planeamiento global de nuestra realidad social, económica, cultural e institucional. En ciertos aspectos, dicho planteamiento tendría que asociarse a un espacio más allá de los límites nacionales, dada su condición de metrópolis capital del país llevando la responsabilidad de las relaciones internacionales. La solución de los problemas metropolitanos debería basarse en medidas y planes a realizar en el interior del área urbana, pero también en la región. Se sugería una política tendiente a un mejor aprovechamiento del suelo urbano, suburbano, y rural, con el objetivo de un despliegue más racional de los servicios de urbanización, de energía, transportes colectivos y otros. El desarrollo de un sistema regional de satélites y áreas de renovación económica se apreciaba como la única medida que haría posible una efectiva descongestión de la ciudad hipertrofiada, facilitando con ello la remodelación de los sectores insalubres del interior de la metrópoli. Se debía considerar, en adelante, el área metropolitana como una «unidad urbana» con problemas que debían ser resueltos en conjunto, salvando los límites comunales existentes en la época. Frente a la organización institucional existente en Chile, parecía conveniente mantener y desarrollar la autonomía municipal establecida en la Carta Fundamental y en la Ley de Municipalidades vigentes entonces, pero, a la vez, procurar una fórmula que permitiera coordinar los gobiernos comunales y los servicios del área metropolitana. En el «Seminario del Gran Santiago» se observó que, desde el punto de vista legal, la única manera de lograr una totalidad urbana en la época sería ampliando el radio territorial de la «Comuna de

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=