Género y Políticas Públicas: una mirada necesaria de la vejez
y la vejez, entre lo trabajado y lo recibido una vez fuera del merca- do laboral; sin embargo, esto no es tal. Por ejemplo, una secretaria de 62 años, casada y con dos hijos (ID36) señala: “yo encuentro que, en relación, trabajé mucho, entregué mucho para recibir tan poco cuando vieja”. Es así como se percibe que no habría una correspon- dencia entre el esfuerzo desplegado durante la trayectoria laboral y la vejez, principalmente debido a las bajas pensiones. Además, existiría un temor a ser carga de un tercero y a perder la autovalencia. El principal temor no es ser vieja sino dejar de ser autovalente, lo cual es un hallazgo importante de esta investiga- ción. Depender de un tercero para poder hacer las labores cotidia- nas es lo que se quisiera evitar y a lo que se teme, no la vejez en sí (Undurraga, Cornejo, López Hornickel & Benavides, 2019). A esto se suma que, en algunos casos, las entrevistadas con- sideran que la experiencia, la sabiduría, la trayectoria que se ha adquirido durante toda la vida, no es valorada como se quisiera cuando se llega a mayor: no es lo suficientemente valorada ni reco- nocida por los demás. En cuanto a las pensiones, de manera transversal -tanto pro- fesionales como no profesionales y de distintas edades- conciben que los montos son bajos y que no condicen con el tiempo dedica- do al trabajo. En general, la percepción sobre el sistema de AFP es negativa. Hay distintas opiniones, pero en su mayoría estiman que es un sistema que no les brindará el soporte suficiente para susten- tarse económicamente en la vejez. Ninguna participante dijo que la forma con que se iba a mantener cuando iba a ser mayor sería su pensión de la AFP. Ante un relativo consenso de que las pensiones son bajas y que su monto no va a ser suficiente para solventarse en la vejez, es que la mayoría de las participantes piensa en estrate- gias complementarias de previsión. Estrategias previsionales ante pensiones precarias ¿Cuáles son estas estrategias previsionales de las mujeres? Este es- tudio identifica cinco alternativas. Una, es continuar trabajando el mayor tiempo posible. A pesar de que la edad de jubilación es de 60 años, la idea de “seguir trabajando hasta que el cuerpo me lo permita” es compartida entre las participantes, particularmente, GÉNERO Y POLÍTICAS PÚBLICAS: UNA MIRADA NECESARIA DE LA VEJEZ 50 51
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