Género y Políticas Públicas: una mirada necesaria de la vejez

de una organización. A esto se le llama segregación horizontal y vertical según género (Anker, 1997; Cárdenas, 2018), generando desigualdades durante la trayectoria laboral, lo que incide luego en la vejez. Existe una desigual participación en el mercado laboral. Las mujeres en Chile sufren severa discriminación para ingresar al mercado laboral (Undurraga, 2018, 2019) y ascender a cargos de mayor jerarquía (Undurraga & Barozet, 2015). Si bien la participa- ción laboral femenina ha aumentado durante las últimas décadas, esta sigue siendo baja respecto a otras mujeres de la región y de la OECD, y en comparación con los hombres (Contreras & Plaza, 2010; Undurraga, 2013). Según datos del INE (2019), en el primer trimestre del año 2019, la participación laboral de las mujeres fue de un 48,8%, mientras que la de los hombres fue de 70,2%. Esto significa que más de la mitad de las mujeres actualmente está fuera del mercado laboral y, por tanto, probablemente no está ahorrando para su futura pen- sión. Como es un sistema de cotización individual, no cotizar o no hacerlo continuamente significa menor ahorro para la vejez, pues el monto de la pensión está ligado a la densidad de cotizaciones (Co- misión Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones, 2015). Otro aspecto que afecta la trayectoria laboral y la pensión futura es la brecha salarial de género. Las mujeres trabajadoras depen- dientes tienen en promedio un sueldo un tercio menor que el de un hombre en las mismas condiciones. Según datos de Comuni- dadMujer (2016), el ingreso promedio de los hombres es $543.996, mientras que el de las mujeres es $382.253. Menor salario significa menor cotización en el sistema de AFP, por lo tanto, menor pensión. A esto hay que agregarle la segregación horizontal según gé- nero en el mercado laboral. Cuando los sectores se vuelven más feminizados, bajan las remuneraciones promedio (PNUD, 2010). Por ejemplo, educación y servicios que son sectores feminizados tie- nen salarios más bajos que sectores masculinizados como minería y construcción. Además, existe la segregación vertical. Dentro de una misma organización, en general, los cargos superiores están ocupados por hombres y los cargos de menor jerarquía, por mujeres. Un ejemplo típico sería que el jefe es hombre y la mujer, secretaria. La diferen- cia salarial es evidente y como esto sucede durante gran parte de SEXTA ESCUELA INTERNACIONAL DE VERANO SOBRE ENVEJECIMIENTO 2019 DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE.

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