Género y Políticas Públicas: una mirada necesaria de la vejez
prar” el cuidado, es decir, se podía, externalizar. En cambio, en In- dependencia, siempre compatibilizaron el trabajo remunerado con el trabajo de cuidado de los hijos e hijas desde la infancia, y desde allí nunca dejaron de cuidar y de trabajar remuneradamente, mu- chas de las veces, en el trabajo de cuidado. En Providencia cuando hablaban de sus nietos/as, relataron que comparten tiempo con ellos como parte de un deseo, y que incluso negocian con sus hijos/as cuándo pueden hacerse cargo de ellos. Aunque existen situaciones en las que se quedan cuidándolos por- que los hijos/as no tienen con quién dejarlos, encontramos que muchas veces esto es parte de una negociación. Las mujeres en Independencia, en cambio, nos relataron que más allá de la carga de trabajo que esto supone, no se pueden permitir dejar de cuidar a sus nietos/as porque si no sus hijas/as no podrían salir al mercado del trabajo. En Providencia, cuando llega la edad de la jubilación, muchas de las mujeres dejan de trabajar remuneradamente. En cambio, en Independencia las mujeres no se pueden permitir dejar de trabajar, y lo siguen haciendo hasta que “el cuerpo aguante”, en palabras de una de las mismas entrevistadas. A partir de lo mencionado se pueden concebir los cuidados en un sentido amplio, es decir, como aquellos trabajos que sostienen la vida, y que atraviesan las experiencias de las mujeres indepen- dientemente del nivel socioeconómico, impactado en la vivencias de sus vejeces. Pero es justamente a partir del nivel socioeconómi- co que estas responsabilidades asociadas al cuidado se vivencian de maneras muy diferentes, encarnándose en sus cuerpos de for- mas muy distintas. Es por ello que, a la luz de esta investigación de la cual solo hemos mostrado algunas pinceladas, señalamos como fundamental mirar estas trayectorias de vida asociadas al cuidado, considerando las diferenciaciones en función del género y la clase social, para así entender mejor cómo se envejece actualmente en Chile. Además, nuestra investigación nos ha mostrado que desde este tipo de espacios de interacción, los talleres, las mujeres mayores nos relatan sus vivencias asociadas al cuidado de una manera mu- cho más libre. Desde allí y con la compañía de otras mujeres, sus iguales, se pueden quejar, se pueden manifestar respecto de que ya no tienen ganas de cuidar a sus nietos/as o a sus propios hijos/as y GÉNERO Y POLÍTICAS PÚBLICAS: UNA MIRADA NECESARIA DE LA VEJEZ 42 43
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