Policy Paper. Salud Oral en Personas Mayores: un desafío multidimensional para Chile

c. Nutrición La mala salud bucal tiene un impacto negativo en la ingesta ali- mentaria y el estado nutricional cuando la capacidad de masticar y comer disminuye. Esto tiene una importante influencia sobre la salud general y la calidad de vida de las personas mayores (Bat- chelor, 2015). Esta situación impacta particularmente en mantener una dieta saludable rica en frutas, verduras y proteínas y un estado nutricional satisfactorio (Iwasaki et al., 2014). La función bucal en personas mayores está influenciada por dos variables clave: el número y la distribución de los dientes natura- les, y la cantidad y calidad de saliva presentes. Las personas ma- yores tienden a tener menos dientes naturales con el aumento de la edad (Kelly et al., 2000), a lo que se suman cambios sustanciales en la composición salival y en las tasas de flujo con enfermedades y afecciones asociadas con la edad; en particular con el uso de fár- macos (Ghezzi & Ship, 2003) que pueden presentar efectos sinérgi- cos los cuales dan como resultado una sequedad bucal profunda, o xerostomía (Sreebny & Schwartz, 1997). Los sujetos con xerostomía tienen problemas con la mastica- ción, deglución, gusto, habla y la tolerancia de las prótesis dentales (Narhi et al., 1992). De la misma forma, las personas que tienen bajo flujo salival aumentan su riesgo de tener caries, dado que la saliva tiene componentes que mantienen el equilibrio desminera- lización-remineralización del esmalte dentario (MINSAL, 2015). Cualquiera de estas condiciones puede tener un impacto en la dieta de una persona. Esto podría ocurrir a través de la selección incorrecta de alimentos como consecuencia de las adaptaciones sociales a la capacidad de masticación inadecuada, o debido a difi- cultades mecánicas con la masticación o la deglución como conse- cuencia del cambio salival. Masticar junto con la incorporación de enzimas salivales en los alimentos en la boca es algo importante del inicio de la digestión de los alimentos. Además, el disfrute de los alimentos depende fundamentalmente de la liberación de sa- bores en la boca durante la masticación (Lindmark, Jansson, Lan- nering, & Johansson, 2018). Las consecuencias de una pérdida de apetito incluyen el desa- rrollo de desnutrición posterior, inmunosupresión, sarcopenia y fragilidad, que pueden empeorar el apetito recíprocamente. Esto, en definitiva, conduce a resultados adversos con tasas más altas de morbilidad y mortalidad (Landi et al., 2016; Morley, 2017; Mudge, Ross, Young, Isenring, & Banks, 2011). POLICY PAPER N°2 / SERIE ENVEJECIMIENTO

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