Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos
42 — Silvicultura en Bosques Nativos tiempo, para bosques multietáneos de Nothofagus be- tuloides en Magallanes, Promis (2013) ha propuesto el uso de cortas de selección a través del uso de cla- ros de dosel, debido al rasgo de mayor tolerancia a la sombra expresada por las plantas de regeneración de esta especie en bosques maduros, sin embargo, no se han aplicado experiencias prácticas hasta la fecha. En cambio, para bosques de Nothofagus en Nueva Zelandia, se ha documentado que las cortas de selección de árboles individuales, selección en grupos (de 0,05 a 0,2 ha) o cortas en parches de 0,5 ha (Allen et al . 2013). En general, en estos trabajos se ha evidenciado que existe un abundante número de plantas de regeneración de Nothofagus después de la cosecha de selección en grupos, y que después de 10 años se podrían cosechar rodales contiguos, cuando las plantas en los grupos lleguen a tener más de 4 m de altura contiguos (Allen et al . 2013). No obstante, los autores destacan que solamente ha evaluado una fase reducida del ciclo completo de manejo, lo que debería ser resuelto a través de un monitoreo permanente de los ensayos. En general, para poder implementar propuestas de manejo de bosques considerando la creación de claros de dosel se debe tener en cuenta el tamaño mínimo de claro (relación d/h ), con el que se estaría garantizando el reclutamiento de plantas de regene- ración, ya que claros pequeños deberían favorecer especies tolerantes a la sombra, y claros más grandes especies más intolerantes a la sombra, como lo son las especies de Nothofagus . También se debe tener en cuenta el período de tiempo que debe pasar antes de intervenir el rodal nuevamente, a través de una expansión del claro producido o, para la creación de nuevos claros dentro del mismo rodal (Hart 2016). La intensidad de competencia local entre árboles, especialmente debido a la fertilidad del suelo, pue- den influir en la respuesta de las plantas, ya que la competencia puede llegar a ser más intensa en suelos fértiles, lo que puede llegar a influir el creci- miento de árboles y la diferencia en su crecimiento dentro y entre rodales (Allen et al . 2013). Finalmente, también se ha evidenciado que el di- seño de modelos de simulación brinda otra opción para evaluar los efectos a largo plazo de las activi- dades resultantes del manejo de bosques (Coates et al . 2003), algo que también debería explorarse en mayor medida en los bosques templados de Chile y Argentina. En este sentido, luego de una evaluación de diferentes escenarios de cosecha en bosques tem- plados lluviosos en el sur de Chile, se evidenció que la aplicación del método silvícola de selección en bosques maduros podría mantener la estructura y composición en el tiempo, pero con bajas cuotas de cosecha (Rüger et al . 2007). En general, este método de cortas de selección en grupos puede ser adecuado para pequeños o medianos propietarios, debido a la baja extracción de volumen de madera del bosque (Otero y Monfil 1998). Conclusiones y desafíos futuros A nivel mundial, nuevos desafíos silviculturales deben incorporar cambios ambientales y sociales. Por un lado la sociedad, no solo sigue demandan- do productos relacionados con la madera, sino que también está haciendo uso de los bosques como espacios de recreación, para lo que busca encontrar valores de calidad estética, donde los bosques son percibidos de manera más natural. Por otro lado, el manejo forestal, que es una actividad de largo plazo en el tiempo, debe tener en consideración los cambios que se están experimentando globalmente (i. e. clima, invasión de especies exóticas, cambio de uso del suelo). Hoy en día, es necesario tratar de an- ticiparse a estos cambios ambientales y, a los efectos que pueden tener sobre los bosques, a través de la implementación de técnicas silvícolas que permitan el desarrollo de bosques más resistentes y resilien- tes a los disturbios (O’Hara 2014). Estos cambios en las variaciones climáticas, debido por ejemplo al calentamiento global, podrían aumentar los eventos de disturbios, sus frecuencias de ocurrencia, tama- ños e intensidades (Allen et al . 2010, O’Hara 2014, Kulakowski et al . 2017).
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