Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos

Capítulo 2. Claros de dosel en bosques nativos templados de Chile y Argentina: Conocimientos actuales y desafíos para el futuro — 27 de su proyección sobre el suelo en dos dimensio- nes, basado en el supuesto de la forma que tiene el claro (Schliemann y Bockheim 2011). Runkle (1981, 1982) asumió que la forma de los claros de dosel se aproxima a una elipse y, para su cálculo utiliza la fórmula del área de una elipse. Sin embargo, otros investigadores han asumido formas más irregulares de los claros de dosel (Brokaw 1982a, van der Meer et al. 1994, Green 1996, Lima 2005, Zhu et al. 2009, Bustos 2013) para la estimación del tamaño. Brokaw (1982a), para el cálculo de tamaño de claro utiliza el área de ocho triángulos, que se forman al medir ocho puntos de la periferia del claro desde su cen- tro. Van der Meer et al. (1994) también utiliza ocho distancias medidas desde el centro hasta el borde de los claros, con la primera de ellas realizada en dirección del árbol que creó el claro y, las otras siete separadas cada 45º. Green (1996) por otro lado es- tima el tamaño de claros con mediciones desde el centro hacia el borde en 16 direcciones cardinales, comenzando desde el Norte. Lima (2005) propuso un método basado en dividir el área del claro de dosel en triángulos, a los que se debe medir la dis- tancia entre las esquinas que son consecutivas y entre las que no son consecutivas. Zhu et al. (2009) proponen un nuevo método llamado de sectores elípticos. Este método es similar en mediciones a lo antes descrito para Brokaw (1982a), van der Meer et al. (1994) o Green (1996), pero en vez de realizar los cálculos sobre la suma de triángulos, el área del claro de dosel es estimado como la suma de sectores de forma elíptica. Bustos (2013) propone medir los claros de dosel a través de su división en trapecios, para lo que se deben medir una serie de distancias perpendiculares, desde el eje central y mayor del claro hasta el borde, generando un número de tra- pecios, de los que se obtiene la estimación del área de claro de dosel a través de la sumatoria parcial de cada uno de ellos. En general, en Chile y Argentina los claros de dosel han sido medidos asumiendo la forma de elip- se (75% de las publicaciones listadas en cuadro 2.1). Fajardo y de Graaf (2004), Promis (2009) y Donoso et al. (2013) han estimado las características de claros midiendo desde el centro el largo y coordenadas a ocho puntos del perímetro (Brokaw 1982a), consi- derando una forma más irregular de los claros de dosel. Además de lo anterior, hoy en día también se está documentando el uso de sensores remotos para la estimación de características de los claros de dosel, técnicas que no han sido documentadas en bosques de Chile y Argentina. Entre estos sensores remotos se destaca la utilización de fotografías to- madas desde el centro del claro con cámara digital o con fotografías hemisféricas, modelos digitales de elevación, escáner láser aerotransportado (LIDAR aéreo) o terrestre (LIDAR terrestre) y vehículo aéreo no piloteado o drone (i. e. Betts et al. 2005, St-Onge et al. 2014, Seidel et al. 2015). Estos métodos son al- ternativas, que potencialmente podrían apoyar las tradicionales mediciones de campo, dando la po- sibilidad de detectar y medir claros de dosel sobre grandes superficies boscosas, reiteradamente en el tiempo (Betts et al. 2005, St-Onge et al. 2014, Seidel et al . 2015). Sin embargo, hay que tener en cuenta que me- diciones de tamaños de claros utilizando diferentes métodos pueden producir estimaciones distintas para el mismo claro de dosel (Lima 2005). Por ejemplo, Bustos (2013) documenta desviaciones en las mediciones de características de claros de do- sel utilizando distintas metodologías (figura 2.3). Al considerar como base el método de estimación de los trapecios (Bustos 2013), las metodologías de Runkle (1981, 1982) y van der Meer et al . (1994) so- brestiman significativamente el área de los claros de dosel. Mientras que el perímetro y el índice de for- ma es subestimado por Runkle (1981, 1982), Brokaw (1982a) y van der Meer et al . (1994). En general, la mayoría de los claros de dosel presentan una forma irregular, por lo tanto, las estimaciones de las carac- terísticas de los claros de dosel (generalmente eva- luadas por Runkle (1982) o Brokaw (1982a)) difieren de la realidad. Por esta razón, para poder realizar comparaciones de patrones de claros de dosel entre

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