Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos

252 — Silvicultura en bosques nativos inferior de la distribución de diámetro (Davis et al . 2007, Dodson et al . 2012). Como una alternativa, los tratamientos de restauración pueden aumentar la existencia de troncos de árboles muertos en pie y el proceso de descomposición de la madera como una función importante del ecosistema por medio de la creación de árboles muertos en pie (Lewis 1998). Por ejemplo, el plan del estudio DMS sugiere crear árboles muertos en pie si la generación natural de ellos no es satisfactoria (en nuestro caso nos deci- dimos por 12 árboles muertos en pie por hectárea incluyendo árboles dominantes y codominantes, basándonos en Ares et al . 2012) dentro de una déca- da luego del segundo conjunto de tratamientos de restauración. De la misma manera, como parte de los tratamientos de restauración, cortamos algunos de los árboles más grandes y los dejamos como ma- dera caída. Para mantener la eficiencia operacional, calculamos la productividad de los tres marcadores (hectáreas por hora) y alentamos a los marcadores a seleccionar los árboles de madera caída en interva- los de pocas horas alrededor del punto donde ellos estaban marcando en ese momento. Por ello, en vez de tener una distribución pareja de una densidad muy baja de madera caída, la marcación dejó un patrón espacial más heterogéneo, con parches con una mayor concentración y otras áreas sin mayor cantidad de madera caída (Lutz y Halpern 2006). Tamaño y estructura de la copa Cuando se realizaron los tratamientos de restaura- ción, la formación de los árboles y las copas habían estado determinadas por décadas de crecimiento en condiciones de alta densidad. Como sugirieron Wilson y Oliver (2000), estas tendencias no son fáci- les de revertir. La primera respuesta a los tratamien- tos de restauración que diminuían las densidades de los árboles fue que el proceso de elongación de copa (autopoda debido a la competencia local) se de- tuvo y la zona baja de la copa se mantuvo constante (Davis et al . 2007, Weiskittel et al . 2007). También, se ha documentado bastante sobre el impacto del adi- cional espacio de crecimiento sobre el incremento del tamaño de las ramas (p. ej. Maguire et al. 1991). Otros cambios en la morfología de la copa se de- sarrollan con más lentitud o son más difíciles de detectar. Sin embargo, después de casi dos déca- das, en comparación con los árboles en los que los tratamientos de restauración se llevaron a un espa- ciamiento regular, los árboles creciendo junto a los claros sólo mostraron un desarrollo asimétrico en la zona de copas más bajas (Seidel et al . 2016). Características de la corteza La corteza del pino Oregón es un hábitat importante para una variedad de insectos, arañas y murciélagos (Michel y Winter 2009). Muchas especies de pájaros cantores se han especializado en la búsqueda de co- mida en la corteza de pino Oregón y de otras espe- cies. Particularmente, las grandes fisuras presentes típicamente en árboles adultos son consideradas como características de microhábitat que no tienen los rodales compuestos solamente por árboles más pequeños. Nuestro resultadomuestra que el raleo no acelera por sí mismo el desarrollo de características seleccionadas. Por el contrario, estas características están relacionadas con el tamaño del tronco (Michel et al . 2011, Sheridan et al . 2013). De este modo, los tratamientos de restauración que aceleran el creci- miento del diámetro de los árboles, hacen que los árboles alcancen tamaños mayores más rápidamen- te y, por consiguiente, aceleren el desarrollo de las características de corteza “más antigua”. Regeneración de los árboles (natural) La variabilidad de las condiciones previas a los tra- tamientos de restauración fue reflejada por una alta variabilidad en la distribución espacial de la rege- neración avanzada. Así mismo, los tratamientos de restauración iniciaron una nueva cohorte. La densi- dad de esa cohorte era altamente variable en escalas espaciales pequeñas (Urgenson et al . 2012) y no fue influenciada por la intensidad del raleo (Kuehne y Puettmann 2008, Dodson et al . 2014). En contraste, sí importaba la intensidad del raleo en lugares donde

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