Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos
200 — Silvicultura en bosques nativos el bosque conforman un tapiz (denominado local- mente “ empastado ”) que afecta negativamente el establecimiento de las plántulas de lenga, y de otras especies características de estos ambientes (Rusch 1987, Quinteros 2014, Quinteros et al. 2016), afectan- do el funcionamiento y la capacidad productiva del bosque. La pérdida de la capacidad productiva está aso- ciada a la degradación del bosque. En este sentido, la estructura constituye un indicador del estado del bosque. Por ejemplo, el área basal (AB) indica en qué proporción el bosque está usando los recursos disponibles en ese sitio. Para la lenga un valor alto de AB podría indicar un bosque sano, y si es bajo, podría corresponderse con una capacidad produc- tiva disminuida, especialmente en bosques donde predomina la dinámica de claros. Sin embargo, en bosques cuya dinámica de regeneración es a través de la ocurrencia de disturbios masivos (avalanchas, volteos de viento, etc.), es posible tener una escasa AB en un bosque completamente sano desde el pun- to de vista funcional. El funcionamiento y la capacidad productiva del bosque dependen del desarrollo del proceso de regeneración. En los bosques de lenga este proceso consiste en formar un banco de plántulas (incluyen- do en este concepto a individuos sin cotiledones y lignificados menores a 30 cm de altura) que reac- cionan ante los disturbios que ocasiona la apertura del dosel (González et al. 2006), desarrollándose y cerrando finalmente dicha apertura. En este senti- do, la presencia de daños o la ausencia de ese banco de plántulas pueden ser un signo de degradación. Sin embargo, bosques jóvenes muy cerrados pueden no tenerlo simplemente por falta de luz. En Argentina, en el marco de la Ley Nacional de PresupuestosMínimos para la ProtecciónAmbiental de los Bosques Nativos, Nº 26.331 del 2007, regla- mentada en 2009, existen herramientas para con- servar aquellos bosques que se considere necesario proteger (por contener especies de alto valor para la conservación, por ejemplo) y se encuentran en buen estado de conservación. También para realizar acciones de recuperación de bosques degradados y para evitar la degradación de los mismos a través de adecuadas acciones de manejo. En Chile, con la Ley Nº 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal ocurre algo similar. Para identificar y monitorear la deforestación existen métodos costo-efectivos, pero para la degra- dación forestal, aún no hay acuerdo y experiencia suficiente sobre las metodologías más adecuadas, en particular mediante el uso de imágenes satelitales (Sasaki y Putz 2009, Thompson et al. 2013, Burivalova et al. 2015). La FAO (2002) define a la degradación forestal como la pérdida de la capacidad de un bosque de producir bienes y servicios. Considerando la pro- puesta de Lanly (2003), en este trabajo se define bos- que degradado como aquel que debido a acciones humanas presenta reducida su calidad, respecto de los elementos del ecosistema (sotobosque, fauna silvestre, suelo, etc.), las interacciones entre esos ele- mentos, y su funcionalidad. En este contexto, los objetivos de este trabajo son definir: 1) los principales agentes involucrados en el proceso de degradación; 2) las variables que permi- tan caracterizar el estado de degradación del bosque de lenga; y 3) la distribución espacial de los efectos de la degradación. Materiales y métodos Para alcanzar los objetivos mencionados se realizó un relevamiento en la provincia de Santa Cruz y se analizaron resultados de investigaciones desarrolla- das en las provincias de Chubut y Tierra del Fuego. Santa Cruz La provincia de Santa Cruz fue subdividida en uni- dades de análisis, considerando las cuencas hídricas y la división política en departamentos (Buenos Aires, Río Chico, Lago Argentino y Güer Aike). Esto concierne a diferenciar zonas que puedan corres- ponderse a unidades de gestión, que tengan a su vez un sentido ecológico y una coherencia administrati- va. En total se definieron siete unidades de análisis (cuadro 10.1, figura 10.1). Para su conformación, en
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