Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos
180 — Silvicultura en bosques nativos largo del tiempo y resistir al cambio a un estado diferente (Thompson et al. 2009). Al punto de inflexión se puede llegar rápidamen- te o paulatinamente como resultado de una trans- formación crónica que consume la capacidad de recuperación del ecosistema, como ocurre cuando las especies se agotan gradualmente produciendo cambios en el estado del ecosistema y la biodiversi- dad (Thompson 2011). Así, la acción antrópica pue- de forzar al bosque a traspasar el punto de inflexión, resultando un cambio en el ecosistema, especial- mente si es aditivo a otras perturbaciones naturales como la mortalidad por enfermedades o plagas de insectos. Este es el caso de las explotaciones fores- tales insostenibles persistentes por largo tiempo, que culminan con la incapacidad de los bosques para recuperarse, junto con cambios significativos en la vegetación (Bahamondez y Thompson 2016). Si estas explotaciones son acompañadas de ingreso de ganado vacuno al bosque la situación se agrava, es decir, aumenta la intensidad de las perturbaciones sobre el ecosistema (Zamorano-Elgueta et al. 2014). Ghazoul et al. (2015) señalan que los bosques son ecosistemas muy dinámicos que, en ausencia de perturbaciones, naturalmente sufren cambios a pequeña escala en su composición y estructura, lo que es propio de la dinámica forestal. Algunas per- turbaciones discretas pueden desplazar a los ecosis- temas desde el estado estable a un estado de cierta inestabilidad, pero si estas perturbaciones son poco frecuentes, el bosque en este nuevo estado tenderá a retornar al estado estable a través de la sucesión. En contraste, si las perturbaciones son demasiado grandes o frecuentes, un ecosistema podría ser desplazado a un estado del cual las transiciones al estado estable son improbables, es decir, el sistema pasa a un estado estable alternativo. El proceso de recuperación natural no es simplemente inverso a la degradación, sino que podría seguir una trayectoria diferente (p. ej. estado de ecosistema novel, Hobbs et al. 2006) (Morales-Barquero et al. 2014). En este enfoque, el concepto de degradación de bosques se deriva a partir de la teoría de la resiliencia y la analogía de cuencas de atracción (Holling 1973, Holling y Gunderson 2002). La cuenca de atracción comprende una serie de estados boscosos que, en ausencia de perturbación, tienden hacia un estado estable o varios temporalmente estables, pero no en equilibrio, lo cual implica que los procesos ecológi- cos y la resiliencia permanecen intactos. Sin embar- go, las perturbaciones son una realidad natural de cualquier ecosistema y, por lo tanto, los estados bos- cosos nunca son estáticos, sino que se desplazan al- rededor de la cuenca grande (figura 9.2). La posición ocupada por el ecosistema dentro de la topografía de la cuenca está descrita por dos atributos: la dis- tancia horizontal desde el punto más bajo represen- ta la disimilitud del estado más estable (en la figura 9.2: distancia horizontal desde el punto rojo hasta el centro más profundo de la cuenca mayor) y la altu- ra sobre el punto más bajo refleja la vulnerabilidad al cambio a un estado de ecosistema alternativo (en la figura 9.2: distancia vertical desde el punto rojo hasta el centro más profundo de la cuenca mayor). En el caso de los bosques degradados, la distancia horizontal entre este bosque degradado, o la cuenca local de atracción, y el estado estable original (bos- que original no degradado), representa el grado de cambio en la estructura y composición del ecosis- tema: a mayor distancia existe mayor disimilitud con el estado no degradado. La profundidad de la cuenca local refleja el esfuerzo requerido para de- volver el estado degradado a una trayectoria de re- cuperación hacia el estado estable original: a mayor profundidad, mayor es el esfuerzo para escapar del nuevo estado estable alternativo hacia la trayectoria original de recuperación. En esta propuesta se define la degradación de los bosques como la pérdida de resiliencia inducida por acción antrópica que impide la recuperación natural del bosque a un estado previo a la perturbación (Holling 1973, Peterson et al . 1998, Gunderson 2000, Holling y Gunderson 2002). Los estados de degra- dación pueden ser ilustrados por estados estables locales (cuenca pequeña) que se encuentran en una cuenca más grande (figura 9.2). En las cuencas más
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