Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos
122 — Silvicultura en bosques nativos un proceso de regeneración más lento pero continuo en el tiempo, bajo condiciones más rigurosas por la menor humedad. La distribución de frecuencias diamétricas adopta la forma de “J” invertida (figura 6.3 B), típica de bosques disetáneos. Declinación y mortalidad por el mal del ciprés Desde hace más de 50 años el mal del ciprés , una en- fermedad que produce defoliación, daños en las raí- ces y mortalidad (Varsavsky et al. 1975, Hranilovic et al. 1989, Rajchenberg y Cwielong 1993), es un disturbio que afecta la dinámica de los rodales de A. chilensis (Loguercio 1997, Loguercio et al. 1998, Amoroso y Larson 2009 y 2010). Sus efectos se han expandido a gran parte del área de distribución de la especie, pero son más intensos en sitios húmedos (Baccala et al. 1998, La Manna et al. 2008 y 2014), donde predominan los rodales coetáneos y en espe- cial con deficiencia de drenaje por un horizonte de arcilla que suele aparecer a escasa profundidad (La Manna y Rajchenberg 2004, La Manna et al. 2008). Si bien durante mucho tiempo no se había podido determinar y aislar el agente causal (El Mutjar y Andenmatten 2007), investigaciones recientes indi- can que el mismo es Phytophthora austrocedri Gresl. & E.M. Hansen, un hongo del suelo que actúa a nivel de las raíces en medio húmedo (Greslebin et al. 2007, Greslebin y Hansen 2010). En algunos sitios se han observado síntomas similares de defoliación, aun- que en general en árboles jóvenes, pero en ausencia de Phytophthora, se ha adjudicado el efecto a Cinara cupressi Buckton , un pulgón exótico que afecta a las cupresáceas. Este pulgón se ha registrado en gran parte de Chile, afectando tanto a las especies exóti- cas como a las nativas A. chilensis y Fitzroya cupressoi- des (Molina) I.M. Johnst (Montalva et al. 2010). Además del sitio, se han detectado interacciones con el clima que predisponen una reducción de crecimiento y el inicio de la mortalidad (Cali 1996, Mundo et al . 2010, Amoroso et al. 2015), calificán- dolo como un proceso de declinación (El Mutjar y Andenmatten 2007, El Mutjar 2009). En particular, se ha citado que eventos extremos de sequía de pri- mavera y verano favorecen el inicio del decaimiento (Mundo et al. 2010, Amoroso et al. 2015). Asimismo, se ha observado que las plantas femeninas, que en general representan entre 35 y 45 % en área basal de los rodales (Loguercio 1997), serían más sintomá- ticas que las masculinas (El Mutjar et al. 2012). No obstante las causas y agentes predisponentes, esta enfermedad constituye un disturbio que altera la estructura y dinámica de los rodales, sin posibili- dad de exclusión, al menos hasta el presente, y por lo tanto con implicancias directas para el manejo (Loguercio y Rajchenberg 2004, Amoroso y Larson 2009 y 2010). 0 5 10 15 20 25 30 35 Frecuencia (%) Edad (años) A DAP rango = 3-67 cm n = 110 0 200 400 600 800 N/ha DAP (cm) B Vivos Muertos Figura 6.3 Distribución de frecuencias de edades (A) y distribución del número de árboles por clases diamétricas (B) en un rodal de A. chilensis de estructura irregular que ocupa 3 ha, en la Reserva Forestal El Guadal (Río Negro, Argentina). No se incluyen los individuos menores de 5 cm de DAP, los cuales representan cerca de 20.000 por ha. Frecuencia (%): frecuencia porcentual por clase de edad de 5 años. n: número de árboles tarugados por parcela. N/ha: número de árboles por hectárea. (Fuente: Loguercio 1997).
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