Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos
Capítulo 5. Opciones de manejo para bosques secundarios de acuerdo a objetivos de largo plazo y su aplicación en bosques templados — 107 el bosque genere servicios ecosistémicos similares a los de un bosque adulto sin manejo. Un resumen de estas intervenciones se presenta en el cuadro 5.6. Estudio de caso: Fustal de coihue Características generales Este es un bosque coetáneo mixto que se estableció luego de incendios y que tiene una edad cercana a los 100 años (González et al . 2015). En base a tres parcelas permanentes de una hectárea se determinó que este bosque tiene 15 especies arbóreas. Similar al caso del latizal siempreverde, estas especies tienen diferentes estrategias de regeneración, que incluyen pioneras intolerantes (regeneradas por semillas principalmente) y una serie de semitolerantes y to- lerantes a la sombra (regeneradas por ambas estra- tegias sexual y/o vegetativa). De estas especies, ocho tienen valores de importancia (calculado en base a densidad y área basal relativas (Donoso 1993)) ma- yores a 3 (cuadro 5.7). Se observan tres categorías de diámetro que ilustran también categorías de altura (Cárcamo 2012), una superior exclusivamente de N. dombeyi , una intermedia con D. winteri , E. cordifolia y Saxegothaea conspicua Lind. (mañío hembra) y uno inferior con A. luma, G. avellana , A. meli y P. saligna . Salvo las Mirtaceas cuyo principal valor comercial es la leña, las otras seis especies del cuadro 5.7 son de valor maderero. Esta composición y estructura, asociada al conocimiento de la autoecología de estas especies, permiten proponer los siguientes sistemas silviculturales: Manejo coetáneo Si bien coihue tiene un DMC que sugiere que el bosque está listo para ser cosechado, la figura 5.4 ilustra que ese diámetro se debe a la existencia de un número considerable de individuos con grandes diámetros (36 individuos/ha con DAP entre 60 y 125 cm). En consecuencia se sugiere hacer un raleo por lo alto, que seleccione los mejores 200 árb/ha de coihue y los 200 mejores de ulmo y canelo, entre los aproximadamente 1.000 que existen de estas tres estos bosques secundarios. Estos raleos tienen en común, con el caso de transformación a bosques de selección, el objetivo de generar suficiente luz al sotobosque para estimular la regeneración arbórea (además del sotobosque en general en este caso), lo que implica trabajar dentro de una zona de manejo entre 40 y 50% de densidad relativa. Sin embargo, en los raleos de restauración se deben privilegiar las especies arbóreas de sucesión tardía, más tolerantes a la sombra, además de la generación de material leñoso muerto, árboles percha y árboles de grandes dimensiones (Keeton 2006, Bauhus et al . 2009, Dwyer et al . 2010, Donoso et al . 2014). Esto significa que en- tre los árboles más grandes del bosque (en este caso canelo y trevo) se deben privilegiar los de mayor potencial de crecimiento para que alcancen grandes dimensiones, y los árboles de menor calidad deben ser dejados como legados, a través del volteo como troncos en descomposición sobre el suelo o el ani- llado para transformarse en árboles muertos en pie. Sin embargo, la creación de estructuras de bosque adulto se debe lograr a través de sucesivas cortas, es decir, mediante sucesivos raleos de restauración (al menos tres) que permitan generar mayor estructura de bosques adultos y proporción de especies tole- rantes y especies del sotobosque. En el caso de este bosque se espera en el largo plazo llegar a un bosque con mínima presencia de las principales especies pioneras ( G. avellana, D. winteri, y D. diacanthoides ) y una proporción equilibrada (similar a la esperada en bosques adultos) de especies tolerantes o semi- tolerantes a la sombra ( L. philippiana, A. punctatum, P. lingue , mañíos y mirtáceas, pero estas últimas en mucho menor proporción que la original; figura 5.4). En definitiva se espera llegar a un bosque mutietá- neo, pero más diverso en composición y estructura, que incluya árboles y material leñoso muerto. Al ir generando estas estructuras desde temprano, es posible que los beneficios económicos directos sean menores, pero probablemente varios servicios am- bientales mayores. El bosque futuro será un bosque multietáneo, manejado con criterios de cortas de selección pero más flexible y con menores rendi- mientos, ya que aparte de madera se pretende que
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