Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos

104 — Silvicultura en bosques nativos en privilegiar a las especies de sucesión tardía en vez de aquellas pioneras, y además deben ser de mayor intensidad para favocer el ingreso de más luz y por esa vía el desarrollo del sotobosque y el mayor crecimiento de los árboles residuales. Dependiendo de la densidad de especies pioneras en el bosque se- cundario obviamente la reducción de éstas, en favor de especies arbóreas de sucesión tardía, deberá ser gradual, pero la aproximación es muy distinta que aquella de la alternativa (a) en varios aspectos, in- cluyendo el hecho de privilegiar especies de doseles codominante o intermedios de mayor tolerancia a la sombra. Estudio de caso: Latizal siempreverde Características generales Este es un bosque coetáneo mixto que se estableció luego de cortas e incendios y que tiene una edad en- tre 60 y 70 años (González et al . 2015). En base a tres parcelas permanentes de una hectárea se determinó que este bosque tiene 21 especies arbóreas. Estas es- pecies tienen diferentes estrategias de regeneración, que incluyen pioneras intolerantes (regeneradas por semillas principalmente) y una serie de semitoleran- tes y tolerantes a la sombra (regeneradas por estrate- gia sexual y/o vegetativa). De éstas, sólo ocho tienen valores de importancia (calculado en base a densi- dad y área basal relativa (Donoso 1993)) mayores a 3 (cuadro 5.5). Se observan tres categorías de diámetro que ilustran también categorías de altura (Cárcamo 2012), una superior con canelo y trevo ( Dasyphyllum diacanthoides (Less.)), una intermedia con ulmo ( Eucryphia cordifolia Cav.), tepa ( Laureliopsis philip- piana (Looser) Schodde) y avellano ( Gevuina avellana Molina), y una inferior con luma ( Amomyrtus luma D. Legrand & Kausel), meli ( Amomyrtus meli (Phil.) D. Legrand & Kausel.) y fuinque ( Lomatia ferruginea (Cav.) R. Br.). De estas ocho especies la mayoría son de valor maderero (semitolerantes o tolerantes del dosel superior), y entre éstas destaca ulmo. Esta composición y estructura, asociada al conocimiento de la autoecología de estas especies, permiten pro- poner los sistemas silviculturales que siguen. Manejo coetáneo Este manejo se sugiere focalizarlo en las especies de los doseles superiores de buena calidad maderera y potencial silvícola, y en esto destaca E. cordifolia . Las dos especies de mayor tamaño, D. winteri y Dasyphyllum diacanthoides (Less.) Cabrera (trevo), tienen grandes diámetros debido que aparente- mente colonizaron primero o crecieron más rápido, y en general son árboles bifurcados, de modo que no son especies a privilegiar con este manejo. En este bosque secundario se requeriría potenciar de la mejor forma posible el crecimiento especialmente de E. cordifolia mediante varios raleos. Esta especie en condiciones naturales, en bosques secundarios, tiene un crecimiento en diámetro entre 0,5 cm (González et al . 2015) y 0,6 cm (Navarro et al . 2017) al año, de modo que se puede considerar este cre- cimiento hacia el futuro en renovales manejados con intervenciones apropiadas. En esta propuesta de manejo se usan estos valores, pero esta puede ser una estimación conservadora. Como se señaló antes, se sugiere trabajar en una zona de manejo (rango de densidades (número de árboles) apropia- das para evitar mortalidad natural y maximimizar crecimiento neto del bosque; sensu Nyland 2002) entre 55 y 75% de densidad relativa. En la condición señalada (cuadro 5.5), y de acuerdo a la función ta- maño-densidad señalada en el cuadro 5.3 para este bosque, éste tiene una densidad relativa de 80%. Esto quiere decir que en la primera intervención, si se mantiene el DMC (lo que es posible conside- rando que se extraerán árboles de pequeño y gran tamaño), y se deja una densidad relativa residual de 55%, deberían extraerse aproximadamente 1300 áboles y 18 m 2 de área basal por hectárea. Esto de- bería traducirse en cerca de 70-100 metros estéreos de leña (Donoso et al . 2014), lo que hace que el raleo sea comercial. Para llegar a una densidad final de 500 árboles por hectárea, dominados por E. cordi- folia , y respetando la zona de manejo señalada, se requerirían cuatro raleos adicionales (el primero y luego bajando a 1800, 1100 y 500 árboles por hectá- rea aproximadamente, cuya periodicidad debería ir

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