Vida e historia del merkén de Santa Juana, Valle de Catirai

27 El Merkén: El Condimento que Pica al Chile Antiguo y Contemporáneo artesanales hoy en día, los cuales a pesar de sus diferencias han establecido una distinción de texturas, color, sabor, y aroma con los ‘otros’ merkénes industriales (el genérico y de nicho de mercado). Es aquí donde el contenido presente del merkén artesanal, comienza a ser un tema de reinterpretación, resignificación del proceso de gentrificación y de la educación del paladar de los consumidores ‘nuevos’ del merkén. En este sentido el merkén como registro del neoliberalismo, debe ser entendido como un producto-condición, es decir cuál es la situación socio-agronómica en la que el merkén se elabora, por quienes y como el condimento picante adquiere su materialidad. Es esta materialidad la que nos permite identificar una multiplicidad de agentes, que activamente participan en intentar controlar el proceso de patrimonilización del merkén, para beneficiarse de la demanda de los diversos mercados en los que este condimento circula. El merkén es parte del proceso de la demanda de productos con un registro de autenticidad local, pero también, del aumento de los ingresos de los nuevos consumidores, paradojamente, un efecto del proceso de globalización que ha afectado al patrimonio agroalimentario de las diferentes localidades del mundo. En este sentido el merkén reúne condiciones para diferenciarse de otros pimientos, frente a los conocedores de la gastronomía del ají , se destaca su textura, color, sabor y autenticidad étnica. Es en este proceso de visibilidad del pimiento, donde la nueva cocina chilena y los chefs han sido agentes importantes, enfatizando el valor cultural and ‘cachet’ de consumir merkén de una forma individual y singular, pero también, como parte de una re-significación de lo Mapuche y de lo que es ser Chileno en un mundo globalizado. Este estudio sobre la autenticidad del merkén de la comuna de Santa Juana, es parte de un conocimiento de cómo el merkén se produce artesanalmente, su sabor y estética, y el patrimonio de los artesanos que lo producen como parte de su vida cotidiana de pequeños horticultores de huertas familiares, y que ahora como emprendedores, obsequian un producto con tradición y estilo al mercado y a los consumidores. Es en este espacio donde se dan los problemas por el control de lo patrimonial, y el rol que juegan las empresas, muchas veces implementando controles verticales sobre los productores de ají, si esto es dañino a la mantención de lo auténtico, también lo es el lenguaje político oficial de la exportación, este discurso, muchas veces exacerbado, tiende a de-territorializar las prácticas artesanales del merkén, transformándolo en un producto-nación que carece de localizaciones específicas y solo ‘conserva’ lo genérico de un producto más en la danza de las mercancías globales.

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