Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad del conocimiento

Doctorado en Filosofía, mención en Estética y Teoría del Arte - 87 un programa que apunte a la estrategia de subsumir las diversas prácticas del arte al campo del pensamiento inteligible, sino que apunta al despliegue de un conflicto heterogéneo, complejo, un conflicto a partir del cual resulta tan verosímil trabajar los modos de legibilidad que corresponden a las prácticas y los procesos colectivos de la experimentación artística, como verosímil resulta confeccionar nuevas bases para tratar filosóficamente el arte. Estos diversos modos de pensar la relación entre las prácticas que subyacen a la filosofía y las que subyacen a la experimentación artística o a las formas de ha- cer prevalecer la autonomía estética, hallan actualmente en este programa doctoral su fuente y también su móvil. Todo esto fue a la vez progresando en un tipo de problematización cada vez más libre, más abierta y más compleja: si las primeras investigaciones asociadas al programa habían apuntado fundamentalmente desde el principio a pensar lo estético desde una perspectiva filosófica (forzando en muchas ocasiones lo que era filosóficamente pertinente), las más recientes dan la impresión de apuntar a una reflexión sobre los modos de experimentación, o sobre las prácticas del arte como prácticas que apuntan a una perpetua transformación de la comu- nidad de los materiales, considerando especialmente la tensión constitutiva entre filosofía, arte y estética. Me refiero a que con el tiempo nuestro doctorado comenzó a recibir una serie de propuestas que ya no se limitaban a hacer prevalecer la filosofía por sobre el arte o la estética, sino que empezaron a hacer de las consecuencias de estas prácticas heterogéneas un tema también de la filosofía. Por eso tenemos hoy una gran gama de investigaciones que van desde la reflexión sobre las transformacio- nes que en el campo de los estudios teatrales tienen la intromisión de la noción de performance hasta las consecuencias del cambio del estatuto del concierto público desde el trabajo en las grabaciones de Glenn Gould, desde problemas como los del montaje en el cine latinoamericano hasta las implicancias de una operación como la de David Bowie en el contexto discográfico actual. Nosotros mismos hemos desa- rrollado investigaciones sobre la música de Zappa, el problema de la traducción en Benjamin, la comunidad de los outsiders en el cine de Kaurismaki, las implicancias de Baudelaire en la modernidad o el asunto de la memoria y la duración en la filoso- fía de Bergson. Todo esto es parte de un programa que tiene cada vez más un carácter expe- rimental y en el que cada uno de los que lo formamos —Rodrigo Zúñiga, Pablo Oyarzún, Andrés Claro, Miguel Ruiz o yo, además de todo el equipo de investigado- res que se están doctorando— participamos con enorme esfuerzo, en parte porque todos nos encontramos cumpliendo funciones a la vez en otras áreas de la Facultad de Artes. No obstante esto, que forma parte de la precariedad y el desorden general en que se desarrolla hoy la vida pública perdida de la universidad, sentimos que tene- mos aquí un espacio privilegiado, uno que no tiene que ver con forzar la interdisci-

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