Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad del conocimiento
Comentarios del Público - 71 fuera de sí misma, a pensarse como el resultado que ella produce en la sociedad. Después, los procesos de restructuración universitaria que generan los fenómenos de autoritarismo político en buena parte de América Latina, haciendo que el pro- ceso interdisciplinario quede más bien cerrado y circunscrito a ciertos proyectos y que no sea una dinámica de trabajo cultural, que no sea una dinámica de la actividad académica, porque lo lógico hoy día sería que nos pensáramos como una comunidad interdisciplinaria y que en función de eso generáramos otras estrategias de diálogos y otro tipo de pensamiento que va en la dirección de universidades complejas, por- que cuando hablamos de la institución hablamos un poco de principios y valores que hablan sobre cierta doctrina, sobre cómo tiene que ser lo público y cómo tiene que ser lo privado y qué rol juegan ahí las formas de producción de conocimiento. Por otro lado, sabemos que en espacios como estos todavía es posible pensar en modos que tensionan el vínculo entre el orden y la sociedad, por lo tanto pareciera que, por un lado, la propia estructura universitaria, en alguna medida, cancela el proceso interdisciplinario, pero, por otro, no podría vivir sin él porque sino agotaría la propia capacidad reflexiva de la universidad. Entonces lo que hoy día tenemos que desarrollar no es tanto la interdisciplina como la convergencia de saberes, sino que más bien una reforma del saber. Separarnos de la innovación curricular que nos tiene atados y agobiados con una especie de syllabus de recetas didácticas y reponer justamente la discusión estratégica sobre el valor social del conocimiento. Sin esa perspectiva, toda interdisciplina termina transformándose en mera asociatividad, para efectos meramente coyunturales. Por lo mismo, parece que estamos ad portas de volver a discutir la cuestión de la reforma de la universidad como la reforma del conocimiento. En ese plano, el conocimiento interdisciplinario entendido no sola- mente como una unión de saberes, sino como un diseño respecto al sentido institu- cional de la universidad, nos puede plantear algunas posibilidades políticas, porque lo que necesitamos pensar es la política de la universidad. ¿Cuál es la política de la universidad hoy día? ¿Adaptarse a su contexto? ¿Servir al empresariado? ¿Identificar la hegemonía? Porque si lo miramos desde ese punto de vista, como lo dijo en algún momento John Beverly, la universidad en los últimos treinta años solo ha pensado la hegemonía, no se ha dedicado para nada a pensar la contrahegemonía. Pensar la contrahegemonía es hablar contra la sociedad, interrogarla, hacerle preguntas, y al mismo tiempo ser interrogada por ésta. En ese plano se puede decir que lo que entendemos hoy día por interdisciplina es algo mucho más complejo, atractivo y potente, porque tiene que ver con la pregunta respecto al carácter de la institución llamada universidad, y a la función llamada a cumplir. Su función es producir cono- cimiento ¿Para qué? ¿Para quién?
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