Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad del conocimiento

22 – Producción interdisciplinaria Si terminara de convencer la denominación “trabajadoras/es de la cultura” 4 como categoría de selección de todos/as quienes trabajan en labores propias a las ciencias naturales y sociales, humanidades, artes y artesanías, en múltiples institu- ciones y asociaciones independientes, se reconocería aquí un tercer plano , en que el tópico adquiere otras significaciones. Entre las más evidentes están las significa- ciones asociadas a la polaridad “trabajo colaborativo y celo disciplinar”, es decir en la búsqueda de procesos de colaboración entre quienes cultivan disciplinas diferentes, aparecerán también resistencias y reticencias (celo disciplinar). Al menos, estos tres planos permiten identificar la diversidad de intereses y de- seos asociada al tópico. Habría que insistir en que las relaciones entre estos planos son heteróclitas, existen alianzas entre intereses opuestos presentes en cada uno de, y en- tre, los planos señalados, así como competitividades y oposiciones en intereses afines. 3. Significante vacío Se podría decir: “muchos desean, a muchos les interesa. Pero, nadie sabe en qué consiste, cómo se hace ni para qué ni a quién sirve”. Lo que desde los psicoanálisis se denominaría “imperio de un significante vacío”. He aquí un punto de clivaje del “deseo/interés por”, que se ha conceptualizado como la diferencia (el hiato o brecha) entre requerimiento y demanda. Se sabe de un requerimiento global de desarrollar conocimiento más allá de su carácter disciplinar, una exigencia que no tiene nom- bre, por eso no termina de constituirse en demanda, no llega a constituirse en una solicitud tramitable. Sin embargo, hay que responder (al requerimiento) aunque no se sepa cómo ni a qué/quién (demanda). Esta situación genera una excedencia de sentido, el reque- rimiento no logra metabolizarse en alguna(s) demanda(s) tramitable(s), el reque- rimiento siempre excede a lo que pueda convertirse en demanda. De aquí, enten- demos, diversas respuestas ante esta brecha entre requerimiento y demanda. Una diversidad de respuestas que van desde un rechazo in toto , un rechazo a un “mal- entendido” o a una “moda absurda”; hasta respuestas que podrían reunirse bajo el título de “obediencia debida”, movilizadas por la certeza institucional y económica de una “realidad ya instalada” a la que hay que ajustarse, diseñar protocolos e indi- cadores de su cumplimiento y resultados, cumplir y exhibir actividad que vaya más allá de lo disciplinar. 4 Se trata de una denominación en uso —ciertamente restringido— que sirve porque incluye otros trabajos “no académicos” con bienes de conocimientos y saberes, bien podríamos pensar en vende- dores de periódicos o hackers como “trabajadores/as de la cultura”. ¿Qué lugar podría tener allí el tópico? Se trataría de encontrar una denominación, que adquiera el consenso mínimo del que los neologismos prescinden, para nombrar a quienes trabajan desde y con conocimientos y saberes en despliegue reflexivo.

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