Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad del conocimiento
112 – Producción interdisciplinaria que intentamos salir del esquema monodisciplinar. Ahora que pienso en esto se me viene a la cabeza Feuerbach. Este pensador, no sé si filósofo o teólogo, quizás ambos e incluso más, al referirse a aquello que considera- ba una invención, una exteriorización y externalización del hombre, y que llamamos Dios, hacía ver lo sorprendente que resulta que luego de crearlo nos subordinemos a él. Feuerbach nota lo increíble que resulta que los hombres nos volvamos “esclavos” de nuestras propias creaciones. Marx va a tomar esta intuición de Feuerbach para dar forma a su concepto de Ideología. La idea de que nuestras creaciones ideales, in- telectuales, aquellas nacidas para comprender el mundo, terminen suplantándolo en tanto que pretenden ser la realidad y acabemos subordinados a ellas, es algo que con ciertas precauciones se podría decir de la estructura disciplinar de organización del saber. El problema es que, pese a ser los creadores, parece que no fuera posible sim- plemente “destruir” —con un diluvio, por ejemplo— aquello que nosotros mismos hemos construido, pese a que nos esté violentando, deteniendo, haciendo difícil la vida; en este caso, dificultando el trabajo y el avance en el conocimiento. Nuestra creaciones adquieren tal nivel de realidad, tanta vida, que nos parece que no pode- mos subsistir sin ellas, a tal punto que nos sometemos a sus designios, acomodándo- nos, alegando un poco, resistiendo, pero dentro del marco que ellas nos permiten. El llamado “trabajo interdisciplinar”, me parece, está justamente en esta línea de la resistencia al interior del sistema monodisciplinar. Conceptual, pero también concretamente, la interdisciplina solo es pensable disciplinarmente: no existiría si ellas —las disciplinas—no fueran una realidad. Para que haya un trabajo mancomu- nado entre las disciplinas, debe haber disciplinas. Consecuentemente, y paradojal- mente, la necesidad de hacer cambios en las estructuras institucionales que permitan la interdisciplina, exige no tocar la estructura disciplinar misma. Se propone crear Centros de Estudios Interdisciplinares en las universidades, en los que confluyan profesores e investigadores de diferentes facultades y departamentos. Se propo- ne crear un Grupo de Estudios Interdisciplinar en Fondecyt que, compuesto por miembros provenientes de diferentes áreas, intenten evaluar los proyectos que no caben en ninguno de los otros grupos. Se crean programas de Estudios Interdiscipli- nares, en donde se ofrecen cursos de diferentes disciplinas. Todos estos experimen- tos, estos intentos de estructuras interdisciplinares, salvo pocas excepciones, creo que están condenadas al fracaso más rotundo, pues el problema de fondo, el proble- ma que subyace y que permanece sin ser tocado por la interdisciplina, es la división disciplinar misma. Es esta creación, esta división que hemos creado y endiosado, la que finalmente está evitando el avance libre del saber. Por supuesto que, como a la mayoría, me inquietan las consecuencias de una reflexión como esta, pues se me aparece el “caos” que podría producir el desman- telamiento de la estructura disciplinar. ¿Cómo se podría organizar un mundo aca-
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