Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad del conocimiento
Salvavidas de Plomo- 111 le dirige la tesis a un alumno que quiere hacer un trabajo que no se restringe a tan solo una disciplina? Preguntas que evidencian los problemas que se le presentan a un mundo que está organizado de modo disciplinar. Cuando aparece la interdisciplina, la estructura institucional del saber se remece, se tuerce, se queja. Sí, hay muchas quejas: se quejan los investigadores, lo hacen los estudiantes que quieren trabajar interdisciplinarmente, pero no encuentra el modo de hacerlo, no saben hacerlo, y si es que lo saben o lo han descubierto, no reciben apoyo de las universidades, no tienen fuentes de financiamiento y nadie publica sus trabajos. Se quejan también las instituciones y los funcionarios que allí trabajan, pues no saben qué hacer con un proyecto que no se enmarca en una disciplina, no saben cómo evaluar la trayectoria del investigador, menos aún el proyecto. Son puras complicaciones que no permiten hacer rápida, eficiente y limpiamente el trabajo. La interdisciplina, sin embargo, se va instalando lenta pero inexorablemente como una necesidad, como una exigencia impuesta por el saber mismo . Ya no parece suficiente abordar el estudio de un determinado objeto tan solo monodisci- plinarmente. El hacerlo aparece como una perspectiva sesgada, limitada. Se trataría tan solo de un escorzo, uno que muestra algo, pero que está lejos de ser capaz de acer- carse a una verdad sobre lo estudiado. No se quiere, con esto, sostener que exista algo así como “la verdad” acerca de un objeto de estudio, sin embargo, podríamos afirmar razonablemente que estaremos más cerca de dicho ideal, posiblemente inalcanzable, si nos acercamos desde varias perspectivas simultánea y conjuntamente. Metafórica- mente podríamos aludir a Husserl. Este matemático, que fue también filósofo —o al revés—, hacía ver con una nitidez evidente que nunca podremos ver un objeto completo, pues lo que tenemos tanto espacial como temporalmente son solamente escorzos. Cada escorzo agrega información acerca de lo observado, ninguno de ellos es “la verdad” sobre ello. Así, una pluralidad de escorzos permite acercarse más — quizás asintóticamente— al saber del objeto. Es en este contexto en el que las estructuras que dieron forma a este univer- so disciplinar en el que estamos comienzan a conflictuar, cada vez más fuerte y es- candalosamente, con el trabajo investigativo y académico mismo. Estas estructuras, pensadas inicialmente para apoyar y estimular el desarrollo del saber, hoy no cum- plen únicamente con esta función, sino que están literalmente entorpeciéndolo. Hay aquí una clara violencia sobre el desarrollo del saber: las estructuras vigentes nos fuerzan a los investigadores a formular proyectos disciplinares, de lo contrario no se nos otorga financiamiento. Las revistas nos obligan a escribir textos disciplina- res, pues sino lo hacemos no nos publican. Las revistas mismas tienes que perfilarse disciplinarmente o los índices no las aceptan. Los alumnos son obligados a formular investigaciones monodisciplinares o no tienen quién les guíe las tesis, ni quien se las evalúe. El etcétera aquí es largo y a estas alturas bien conocido por todos aquellos
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