Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

92 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha Más allá de los malentendidos ¿Son el malestar social y el sufrimiento psíquico fenómenos situados en el mismo nivel experiencial y, por ello, necesitan ser ubicados en el mismo nivel de análisis? Si formulamos esta pregunta, ello es porque en Chile existe, de acuerdo a nuestra opi- nión, una tendencia creciente a asociar unidimensionalmente índices de sufrimien- to psíquico e indicadores de malestar social. Pero, ¿hay sustento empírico o teórico para respaldar esta asociación? y ¿qué consecuencias ella entrena? En primer lugar, mostramos la manera en que la teoría social moderna ha tendi- do a vincular el malestar social con experiencias individuales de sufrimiento. Si bien consideramos que la asociación entre ambos fenómenos resulta plausible, también argumentamos que la manera mediante la cual se realiza esta conexión impide mu- chas veces comprender con claridad la dinámica capaz de sustentarla. En seguida, describimos los principales ejes en torno a los cuales se han formulado los diagnós- ticos sobre el malestar social en Chile y constatamos que, en los últimos años, ha habido una marcada tendencia a vincular dicho malestar con indicadores de salud mental. Finalmente, realizamos un breve estudio empírico que, en base a datos se- cundarios extraídos de la Encuesta de Desarrollo Humano 2011, buscó analizar la relación entre malestar social y sufrimiento psíquico en los chilenos, en función de la construcción de un par de indicadores proxy para ambos fenómenos: en el caso del malestar social, la desconfianza en las instituciones y la evaluación de las opor- tunidades entregadas por Chile; y en el caso del sufrimiento psíquico, un índice de sintomatología depresiva. El análisis realizado arrojó dos conclusiones principales. En primer lugar, para la población chilena mayor de 18 años, el malestar social y la sintomatología de- presiva poseen una relación directa pero muy débil. En relación a ello, concluimos que ambos fenómenos son discontinuos, lo cual además parece comprobarse por el hecho de que se distribuyen de manera distinta en la población. En segundo lugar, también sostuvimos que, a pesar de ser fenómenos distintos, existiría una mediación entre ellos, toda vez que igualmente existe una serie de variables donde se observa una asociación relevante con ambos: inseguridad humana subjetiva, experiencia de maltrato y percepción de soledad. Por lo tanto, si bien los datos no arrojan antece- dentes suficientes para sostener el supuesto de continuidad (o superposición) entre malestar social y sufrimiento psíquico, ellos si parecen orientarnos hacia la conside- ración de una relación de mediación entre ambos. En este sentido, si los indicadores de salud mental y de malestar social parecen aumentar al mismo tiempo, ello podría deberse a que ambos fenómenos comparten cierto sustrato común. Dicho sustrato compartido vuelve comprensible el hecho de que se asocie el malestar social a una experiencia individual de sufrimiento; sin embargo, ello no impide que ambos fenó-

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