Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

80 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha […]. Lo hemos visto también en una clase media que se siente excluida y desprotegi- da. […] La enorme desigualdad en Chile es el motivo principal del enojo” 26 . En este sentido, a diferencia del malestar pasivo de los ’90, el cual se expresaba mediante la figura del “miedo”, ahora el malestar se asociaba más bien a un sentimiento de indignación (emociones de “rabia” y “enojo”) formulado de manera activa a través de nutridas protestas colectivas y enérgicas demandas que, más o menos articuladas, exigían abiertamente el cambio 27 . En este nuevo escenario, las movilizaciones sociales fueron interpretadas en dos sentidos: (a) ellas no representarían en modo alguno un rechazo al proyecto moder- nizador que se instaló durante la post-dictadura ni apuntarían a ninguna transfor- mación generalizada de la sociedad, sino que expresarían una demanda por situar este mismo proyecto a la altura de las expectativas que promovió 28 ; (b) las movili- zaciones indicarían el agotamiento de un cierto modo de organizar y de pensar el país como resultado de la incapacidad de canalizar institucionalmente el malestar, de suerte que no se trataría de una crítica limitiada a aspectos específicos del sistema económico y político, sino de una impugnación muchísimo más general dirigirda al modelo mismo de sociedad 29 . Desde este último punto de vista, el malestar sería el resultado de prácticas de administración del modelo económico y del trabajo que, impuestas en dictadura y continuadas en democracia, promueven el retiro del Esta- do y la reducción de la protección social, multiplicando las desigualdades y subor- dinando las diferentes dimensiones de la vida social a la racionalidad (desregulada) del mercado: “[c]uando ciertas esferas de la existencia humana (como la salud o la educación) quedan entregadas al individuo y a su familia, el sentimiento de vivir en comunidad se pierde y el malestar aparece” 30 . Precisamente, la metáfora del “de- rrumbe del modelo” fue utilizada para describir el proceso social que subyacería a la aparición del malestar, donde se combianían la fractura entre la élite y la ciudadanía, la deslegitimación del sistema y la crisis estructural. El ciclo de crecimiento econó- 26 Michel Bachelet, “Discurso inaugural de campaña presidencial”. La Tercera , Marzo 30, 2013. 27 Este debate está cruzado por el reconocimiento de un “proceso de politización” de la sociedad chile- na: “en contextos de menor politización, ese malestar que tenía consecuencias prácticas en las vidas de las personas no las tenía en el ámbito de las decisiones públicas […]. De alguna manera se había naturalizado el malestar como algo normal y propio de un proceso de modernización […]. Pero en el contexto actual ese malestar sí exige una acción de la sociedad, pues hoy adquiere expresión pública y afecta los procesos políticos”. PNUD, Desarrollo humano en Chile. Los tiempos de la politización (San- tiago: PNUD, 2015), 34. 28 Manuel Antonio Garretón, Neoliberalismo corregido y progresismo limitado. Los gobiernos de la Concerta- ción en Chile, 1990-2010 (Santiago: ARCIS-CLACSO, 2012). 29 Alberto Mayol, El derrumbe del modelo. La crisis de la economía de mercado en el Chile contemporáneo (Santiago: LOM, 2012). 30 Fernando Atria, Guillermo Larráin, José Miguel Benavente, Javier Couso y Alfredo Joignant, El otro modelo. Del orden neoliberal al régimen de lo público (Santiago: Debate, 2013), 25.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=