Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

68 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha narcisistas y estados limítrofes [ borderlines ], estos últimos entendidos tanto al modo de formas de psicopatología como en aquel de sus dimensiones sociales 28 . Allí ofrez- co un breve resumen de las aplicaciones sociológicas del concepto de narcisismo en las dos sociedades. En ee.uu. esto ocurrió al final de lo que podría denominarse el ciclo liberal (usando “liberal” en su acepción norteamericana estándar), que se ex- tiende desde Roosevelt a Johnson, caractdrizado por una fuerte intervención fede- ral, especialmente para reducir las desigualdades en un entorno de convulsión moral y guerras culturales. Las patologías narcisistas fueron entendidas como un síntoma del declive de la responsabilidad individual que, supuestamente, acompañaba un ex- ceso de intervención del Estado; este punto de vista parece reflejar la nostalgia de una época en que un sólido individualismo y comunidades auto-gobernadas eran la regla. Aunque Sennett y Lasch eran ambos de la Nueva Izquierda, eran también muy claros en este punto, argumentando que el self narcisista socavaba la autosuficiencia [ self-reliance ]. Estas patologías reflejan una crisis de confianza de Estados Unidos en sí mismo: la autosuficiencia es central y el narcisismo, podríamos decir, es la tragedia de un Estados Unidos que ya no puede confiar en sí mismo. Por el contrario, en Francia estas patologías han sido entendidas como signo de un exceso de responsabilidad individual que resulta de un retiro del Estado en la década de 1980, es decir, de la “desinstitucionalización” que condujo a la “psicologi- zación” y, por lo tanto, al debilitamiento de los lazos sociales 29 . La ansiedad francesa, manifestada como miedo a un abandono de la sociedad por el Estado que fomenta la competencia ilimitada y el abandono de las personas, quienes luego, en la moda estadounidense, se ven obligados a culparse a sí mismos por sus propios fracasos y malestares. Se trata entonces de dos actitudes diferentes frente a la adversidad. A partir de la década de 1980, los franceses han reconocido, poco a poco, el conjunto de estos diversos problemas bajo el concepto de “sufrimiento social”, una noción de pueblo unificado en su sufrimiento que puede ser entendido como una herencia del jacobinismo francés en el ámbito de la moderna salud mental. Los nor- teamericanos, por su parte, han generado una multitud de síndromes tanto al in- terior del dsm como a través de las asociaciones de pacientes, estas últimas bajo el modelo de la diversidad de las iglesias protestantes. Una palabra debe ser dicha sobre la perspectiva francesa. Mi hipótesis es que el francés sostiene una representación colectiva (un sistema de ideas, creencias, nor- mas y valores) donde la autonomía se percibe como un abandono del individuo a sí mismo y a las fuerzas del mercado, más que como algo con una dimensión ge- 28 Ehrenberg, La société . 29 Sobre este punto se puede revisar el debate que sostuve con Robert Castel, uno de los pioneros en la discusión sobre la “psicologización” en la década de 1980. Cf. Castel, L’autonomie ; y mi respuesta en Ehrenberg, La société .

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