Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1
64 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha Richard Sennett con The Fall of the Public Man 20 [ La caída del hombre público ] y Christopher Lasch con The Culture of Narcissism 21 [ La Cultura del Narcisismo ], pre- sentaron la idea de que el narcisismo se había convertido en la característica domi- nante de los individuos contemporáneos. Desde entonces, esta noción psicoanalí- tica ha sido ampliamente aceptada como un concepto sociológico. Se desarrolló un amplio consenso social y moral sobre el individualismo, alegando que Edipo había sido sustituido por Narciso. Además, la forma en que estos dos académicos utili- zaron el psicoanálisis ha proporcionado un modelo sociológico influyente para la descripción de los males generados por las sociedades individualistas. En Francia, los defensores de este punto de vista basan sus argumentos en ideas de Jacques Lacan, como la noción de que el “orden simbólico” estaría actualmente en crisis o que la “imago paterna” estaría en declive. En esencia, siguen el mismo modelo, pero con un lenguaje diferente. Marcel Gauchet, un importante filósofo francés del individualis- mo, alababa a Lasch por haber previsto muy tempranamente la “marea” del “proceso de privatización de la existencia” 22 . Estas patologías constituyen lo que Lacan –ya en 1938– llamaba la “gran neurosis contemporánea” 23 . No sólo se refieren a la mayoría de los pacientes, sino que han sido también el foco de una literatura creciente en los últimos decenios. Una literatura que revela cómo el psicoanálisis y la sociología (así como la antropología) tienden a concebir las interrelaciones entre síntomas, perso- nalidad y vida social. No deseo refutar sino, más bien, aclarar esta idea. ¿Cómo? Comparando la his- toria del debate norteamericano y francés sobre esta cuestión 24 . Tal comparación puede ayudar a iluminar el nivel verdaderamente sociológico del análisis: a saber, la existencia colectiva de los seres humanos; un nivel sujeto a numerosas confusiones en las sociedades individualistas, en el cual la profunda interdependencia de los seres humanos es, a menudo, minimizada o ignorada. Aquí el punto decisivo es que el ser humano nunca vive en una sociedad-en-general, sino siempre en una sociedad particular . Es siempre en un orden social determinado dentro del cual es socializado que adquiere su “conformidad lógica” y se convierte en una persona. Un enfoque comparativo permite aclarar este punto mediante el uso del contraste y, en parti- cular, a través del estudio de las diferencias en las representaciones colectivas. Este 20 Richard Sennett, The Fall of Public Man (New York: Knopf, 1977). 21 Christopher Lasch, The Culture of Narcissism. American Life in an Age of Diminishing Expectations (New- York: W. W. Norton, 1979). 22 Marcel Gauchet, La Démocratie contre elle-même (Paris: Gallimard, 2002), 6. 23 Jacques Lacan, “Los complejos familiares en la formación del individuo”, en Otros Escritos (1938; Bue- nos Aires: Paidós, 2012), 72. 24 Utilizo como modelo la comparación entre el individualismo alemán y el individualismo francés que realizó Louis Dumont, German Ideology. From France to Germany and Back (Chicago: The University of Chicago Press, 1993).
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