Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

El individualismo y sus malestares / Alain Ehrenberg – 59 colectivo, porque –y este es el quid de esta aproximación sociológica– las represen- taciones colectivas no son limitaciones que vienen de fuera; estas son expectativas que nos determinan o más bien nos constituyen y nos afectan de una manera total . Mauss señala que es a través del “efecto fisiológico” que uno identifica la expectativa social 15 . De hecho, Durkheim habla aquí de un “conformismo lógico”, como una forma de entendimiento común que es tan esencial como la “conformidad social” en los patrones de comportamiento 16 . Esto, en esencia, es una idea que se encuentra tanto en la sociología francesa como en Wittgenstein: la noción de que existe una relación interna (“gramatical”, en el lenguaje de Wittgenstein) entre las categorías, conceptos o palabras y la vida de las personas que las utilizan. No puede haber una división tan marcada, entonces, entre la sociología, como ciencia de la cultura, y la biología, como una de las ciencias de la naturaleza: la vida humana es, precisamente, el entrelazamiento de las dos. La sociología es, a la vez, el lenguaje que pretende describir este entrelazamiento. En términos más concretos, propongo dos hipótesis: (1) La primera sugiere sustituir la idea de que en la actualidad habría un de- bilitamiento de los vínculos sociales por la noción de cambios cualitativos, en los que prevalecen normas sociales y el espíritu de nuestras instituciones. Estos últimos cambios están estrechamente vinculados a los nuevos ideales de acción que se han venido desarrollando en las últimas décadas en todas las sociedades desarrolladas. La acción autónoma se ha convertido, de hecho, en el estilo de acción más valorado, es algo que se espera , pero que también se respeta al máximo; es el estilo que goza de mayor prestigio, tanto por su eficacia instrumental como por su valor simbólico. Estos ideales ahora impregnan nuestros hábitos, costumbres y comprensión de las situaciones cotidianas. Todo esto implica un nuevo espíritu de acción basado en el valor supremo del nuevo ideal de autonomía. (2) La segunda hipótesis cuestiona la idea, muy popular en Francia, de que hoy por hoy el estado actual de la sociedad provoca un tipo y grado de sufrimiento psíquico que revela que estamos frente a un proceso de desvinculación social, una verdadera crisis de la obligación social. ¿Cómo es que esta idea tan común puede ser comprendida? Podemos entenderla si aclaramos la posición de la preocupación actual respecto a las emociones. La afirmación de que existen vínculos entre las patologías mentales y los valores o las normas sociales no es nueva: el tema de las enfermedades de la vida moderna apareció, de hecho, a finales del siglo xix como una preocupación por una supuesta “nerviosidad en la civilización” y el consecuente aumento masivo de la neurastenia en Europa y los ee.uu . Durante las últimas tres 15 Marcel Mauss, “Relaciones reales y prácticas entre la Sociología y la Psicología”, en Sociología y an- tropología (1924; Madrid: Tecnos, 1971), 284. 16 Emile Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa (1912; Madrid: Akal, 1982).

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