Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1
44 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha en Argentina, el psicoanálisis es muy popular, frente a lo cual el economista lon- dinense respondía: “no lo recomiendo. La terapia conductivista es un tratamiento corto y muy estructurado que ayuda al paciente a aceptar que tiene un problema, no para que pretenda eliminarlo, sino para que lo maneje” 24 . Varias cosas se pueden extraer de estas palabras. En primer lugar, pareciera desprenderse que aquel que no es feliz en un país desarrollado es probablemente un enfermo. En segundo lugar, son enfermos que no tienen remedio, como los diabéticos o cualquiera que sufra una enfermedad metabólica hereditaria, la cual sólo se puede “manejar”. En tercer lugar, se adhiere de paso a una concepción ontológica de la enfermedad como algo aislable, clasificable y ajeno a la existencia, donde el sujeto es más bien el escenario en el cual ésta ocurre y nada más. Aunque, hay que señalar, eso sí, que la terapia conduc- tivista que se menciona es una mala traducción de cognitive behavioural therapy , que Layard parece confundir con psicoeducación. De todos modos, resulta interesante que, desde la doctrina oficial sobre felicidad y salud mental, el psicoanálisis no sea recomendable. Hay que recordar que las doctrinas del bienestar, en tanto felicidad, se sostienen en una antropología muy distinta a la del psicoanálisis. Hay bastante escrito sobre la ingenuidad de la ética del bienestar a la luz del psicoanálisis, así que no me voy a detener en eso. Lo dice Lacan y, además, lo comenta Miller en múltiples ocasiones. Me interesa más bien reparar en la noción de “necesidad” o “necesidades”, tan querida para la economía y las políticas públicas. Bienestar, felicidad y salud tienen en común el hecho de derivar de una satisfacción vinculada a necesidades. Es, finalmente, Abra- ham Maslow el gran sistematizador del sentido común de la burguesía norteameri- cana de la postguerra: la enfermedad es producto de la insatisfacción de necesidades humanas 25 . Todas las economías modernas asumen que habrían necesidades natu- rales, que la insatisfacción total de las necesidades sería la anulación del individuo y que la satisfacción parcial o insuficiente sería su atrofia. Por el contrario, satisfacer las necesidades significaría vivir y desarrollarse. Para cualquier economista, vivir es ocuparse de las propias necesidades, o sea, del propio bienestar. Sabemos, en cambio, que para el psicoanálisis lo propiamente humano no se encuentra en el registro de la necesidad, sino en el registro del deseo, con sus complicaciones y paradojas, y que la satisfacción total es la muerte. Llegamos a un punto, entonces, donde se confrontan la antropología de la necesidad y la antropología del deseo, las cuales a su vez nos llevan a ese campo que llamamos la pulsión. Ahora, antes de eso –y sin ser, con ello, 24 “Richard Layard: ‘Ahora podemos medir la felicidad de la gente’”, entrevista por Juana Libedinsky, Diario La Nacion , Agosto 6, 2006. http://www.lanacion.com.ar/829055-richard-layard-ahora-pode- mos-medir-la-felicidad-de-la-gente 25 Abraham Maslow, El hombre autorrealizado: Hacia una psicología del ser (1968; Barcelona: Editorial Kairós, 1998)
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