Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

40 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha hemos dejado de ser los mejores alumnos de las Naciones Unidas– a una moda que se impone en los círculos académicos norteamericanos, a saber, la llamada “pers- pectiva positiva”. El documento del Ministerio de Salud está inspirado –y a ratos copiado– de un texto publicado por la oms que se titula: “Promoción de la Salud Mental. Conceptos. Evidencia emergente. Prácticas” 17 , donde se exponen una serie de experiencias “exitosas” de promoción y prevención en salud mental. Aparte de lo poco que se puede sacar en limpio –es lo que ocurre cuando se intenta llevar al labo- ratorio prácticas de intervención social– y de la proximidad de dicha “evidencia” al sentido común, es interesante que la mayor parte de los resultados que se reportan como “mejor salud mental” tienen que ver con rendimiento académico, menor de- serción escolar, menores problemas conductuales y menor criminalidad, sobre todo cuando hablamos de niños y jóvenes. Para los adultos, se incluye también el estrés laboral, mientras que, para los ancianos, se agrega la disminución en el sentimiento de soledad. ¿Es eso salud mental? A decir verdad, se trata de un documento bastante pobre si consideramos la cantidad de neuronas invertidas, las cuales no son, por lo demás, las neuronas más baratas. Ahora bien, los programas estrella son aquellos llamados de intervención temprana, es decir, que se focalizan entre el embarazo y los tres años. Permítanme citar un párrafo: During pregnancy and infancy, affect regulation systems in the brain are developing and will evolve well in a safe, caring and responsive environment. Early traumatic events and lack of care and sensitive responsiveness by parents can harm the neuro- biological development of such systems leading to chronic vulnerability to stressful conditions 18 . De acuerdo a lo anterior, el secreto de la enfermedad mental estaría, a la sazón, en un circuito cerebral que no madura adecuadamente y que produce una deficiente regulación de las emociones. ¿De qué hablamos cuando hablamos de salud mental, entonces? Parece que volvemos a Pinel y a Esquirol, aunque sin Tratado Médico- Filosófico ni Tratamiento Moral , pero con neuroimagen y psicoeducación. Por cierto, distintas iniciativas para prevenir el delito en Europa parten de esta hipótesis, la cual es por cierto la misma que ha sostenido en nuestro medio el Dr. Rodrigo Paz en sus declaraciones referidas al bullado caso del “Cisarro” 19 . Los enfoques del apego tam- 17 World Health Organization [WHO], Promoting mental health. Concepts. Emerging evidence. Practice (Geneva: WOH press, 2005). http://www.who.int/mental_health/evidence/MH_Promotion_Book. pdf. 18 Ibíd., 172. 19 Se trata del caso de connotación pública que, habiendo sido objeto frecuente de la prensa desde el año 2009, concernió a un niño de, en ese entonces, 10 años detenido varias veces por distintos de- litos, el cual finalmente fue internado en un servicio de psiquiatría infanto-juvenil con el diagnóstico de “síndrome de desregulación emocional severa”.

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