Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1
Malestar en Chile, política sanitaria y psicoanálisis / Gonzalo Miranda – 35 elites políticas, y que derechamente ocultaba un grado importante de malestar sub- terráneo, en especial a nivel de los sectores medios que hacían esfuerzos enormes por comprar un lugar en ese desarrollo a costa de niveles de endeudamiento sin pre- cedentes 7 . Hay que preguntarse, también, en qué medida el modelo de desarrollo violenta aspectos centrales de nuestra matriz cultural. No se puede ser Estados Uni- dos en veinte o treinta años, aunque hayamos enviado a estudiar a ese país a parte importante de nuestros dirigentes. Eran los años de dominio absoluto del Consenso de Washington, años de refor- mas estructurales en Latinoamérica, también años en los que la Economía de la Sa- lud prometía resolver los dilemas que implica contener costos (es decir, priorizar) y, sobre todo, años en los cuales el Banco Mundial emergía como nuevo agente rector de la salud en el mundo. De hecho, en 1987, este último organismo publica el docu- mento “Financiando la Salud en los Países en Desarrollo” 8 –un primer texto que es necesario revisar para entender las reformas sanitarias de la década siguiente–, en el que se cuestiona la atención gratuita y se promueve la privatización tanto de la aten- ción como de los seguros de salud. En 1993, haciendo un guiño a la tradición más socialdemócrata, la misma entidad publica el famoso informe “Invertir en Salud” 9 , que se transforma en la nueva biblia de los policy makers . El informe introduce dos temas clave: la necesidad de los gobiernos de definir paquetes clínicos valorizados en términos económicos, y una nueva manera para calcular la salud de los países: los avisa o avad (años de vida perdidos ajustados por discapacidad). Así, comienzan a surgir los criterios con los cuales se tomarán decisiones sobre quién recibe atención de salud garantizada y quién no. Se trata de un asunto problemático, porque es cierto que el auge-ges intenta moderar las enormes inequidades producidas por las llamadas soluciones de mer- cado. Finalmente, si no se hace nada en un país con una distribución del ingreso tan desigual como el nuestro, se termina priorizando a aquellos que tienen más. El tamaño de un mercado no se mide por la cantidad de gente, sino por la cantidad de políticas públicas surgen de la acción conjunta de la iniciativa privada y las acciones del Estado. El modelo de desarrollo integra los ejes de acción basados en la libre competencia, la capacidad em- prendedora privada con un Estado moderno, democrático, cuya política tiende a focalizar el gasto social en los más pobres”. 7 A este respecto, véase Centro de Investigación en Estructura Social [CIES], Encuesta Metropolitana (Santiago, Universidad de Chile, 2009). En dicho estudio, el 27% de los encuestados “eliminaría el actual sistema económico y lo reemplazaría por otro”, mientras que un 37,5% dice que “le haría modificaciones profundas”. 8 World Bank [WB], Financing health services in developing countries: an agenda for reform (Washington, DC: World Bank, 1988). http://documents.worldbank.org/curated/en/1989/07/440431/financing- health-services-developing-countries-agenda-reform 9 WB, World Development Report 1993: Investing in Health (New York: Oxford University Press, 1993). https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/5976
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