Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1
El culto moderno a los indígenas / André Menard – 205 estamos considerando al fetiche en su sentido más afirmativo y etimológico 18 ; sen- tido también sustractivo, por el cual el objeto adquiere la dignidad de la cosa, en la medida en que se sustrae a los códigos que determinan su uso 19 . Sustracción del fetiche africano como singularidad potente en su interrupción de toda función re- presentacional, sustracción análoga a la del objeto museográfico, por la cual –como dice Blanchot–, “no desapareciendo en su uso, el utensilio aparece”. Sustracción de la ruina pues, como también agrega Blanchot, “un utensilio averiado se convierte en su imagen”, en su pura similitud, “detrás de la cual no hay nada más que el ser.” 20 No es otro el destino del dirigente indígena monumentalizado por el valor de antigüedad, el cual aparece como un actor político que no se pierde en la ciudadanía común y homogénea del Estado nacional ni en la comunidad de los Estados nacio- nales. Es el caso del jefe Deskaheh, que con su tocado de plumas parecía salido del museo donde lo había relegado el valor histórico de la monumentalidad colonial, y que aparecía como su pura imagen, es decir, como un fetiche, inaccesible en la evidencia de su impenetrable materialidad. Pero, entonces, surge el valor de antigüe- dad, así como la operación espiritual por la cual lo intraducible es traducido como tal, además de toda la potencia del jefe Deskaheh como fetiche afirmativo, es decir, como concentrado singular de historicidad (no de Historia ni de biografía), como montaje heterocrónico de plumas y corbatas, de tratados con la corona británica y textos antropológicos, de guerras tribales y de guerras mundiales –o, como diría Marchant 21 , de razas y traducciones–, donde el indígena es aplanado por la función representacional del espíritu, devenido el nombre con que la traducción se traduce a sí misma e interrumpe sus interrupciones. Estructuralismo de la onu u onusismo del estructuralismo. En 1970, dos años antes de que la unesco firmara la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural 22 , en la Nouvelle revue de psychanalyse salía publicado un artículo donde Jean Puillon intentaba, desde el estructuralismo (es decir, desde una lógica de la significación y, en este sentido, de la negatividad), dar cuenta de la evi- dencia del fetiche afirmativo (de un fetiche no definido por su referencia a una au- sencia). Recurría al clásico de Evans Pritchard, La religión de los Nuer , para mostrar cómo en el complejo sistema religioso de este pueblo (en el que el valor de sus dioses 18 Charle de Brosses, Du culte des dieux fetiches ou parallèle de l’ancienne religión de l’Egypte avec la religión actuelle de Nigritie (Paris: s/e., 1760). 19 Para una lectura antropológica de esta noción afirmativa (es decir, no simbólica o representacional) del fetiche, cf. Jean Bazin, Des clous dans la joconde (Toulouse: Anacharsis, 2008), 493-520. 20 Maurice Blanchot, L’espace littéraire (Paris: Gallimard, 1999), 347-348. [La traducción es nuestra]. 21 Marchant, “’Atópicos’, ‘et.’”. 22 United Nations Educationals, Scientific and Cultural Organization [UNESCO], Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (Paris: Naciones Unidas, 1972). http://whc.unesco . org/archive/convention-es.pdf
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