Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

Pedofilia y lazo social / Alejandro Reinoso – 173 conciencias favorecen la comisión de abusos, la impunidad y la evasión de responsa- bilidades tanto sobre el plano de la ley como sobre aquel de la moral. Ello permitiría a los sujetos quedar enteramente exentos de otorgar garantías para su accionar, al modo de un padre obsceno no subordinado a ninguna ley simbólica. Sin embargo, existiría una tercera clave de lectura capaz de dar cuenta de la re- lación entre lazo social y pedofilia en la Iglesia Católica. En efecto, Slavoj Zizek des- taca, al respecto, la participación de una dimensión institucional que favorecería estos fenómenos 15 . De acuerdo a él, la Iglesia misma generaría las condiciones de posibilidad para que sucediesen situaciones de este tipo. Más allá de la cuestión del poder, Zizek se interroga por el particular lugar del goce de la renuncia, es decir, por la satisfacción causada por el acto mismo de renunciar y mantener a distancia el objeto de satisfacción entre los hombres que emprenden este camino. ¿En qué lugar quedaría este sacrificio “vacío” implicado en el gesto cristiano orientado por la figura de Cristo? Para Zizek, esto sería un producto intrínseco de la misma organización simbólica que, debido a la ambigua figura de Cristo, comporta efectos de pulsiona- les muy diferentes de aquellos derivados del lugar concedido a la Cosa en la religión judía. Por cierto, este punto requiere profundización debido a que las características del Otro resultan esenciales para dar cuenta de aquello que le ocurre a los sujetos en una determinada cultura o institución. Asimismo, en función de ello se podría eventualmente avanzar sobre el plano clínico en la comprensión de los episodios de abuso que aparecen en ciertos sujetos neuróticos, permitiendo abrir la discusión y pluralizar la diversidad de casos gracias a una clínica menos apresurada en concluir demasiado rápidamente en el diagnóstico de perversión, el cual clausura las posibi- lidades de entender el trabajo posible de desarrollar con sujetos que no reinciden. Finalmente, el otro lazo, ciertamente más difundido en esta época, es la articu- lación de micro sociedades, de intercambio, a menudo lucrativos, en virtud de redes nacionales e internacionales de tráfico de niños y jóvenes para fines de prostitución, o bien para la producción de pornografía infantil, o también para el turismo sexual donde, a veces, los dealers aseguran la virginidad (particularmente en la oferta de vír- genes tailandesas), es decir, la participación en un sistema de compra y venta de ni- ños-objeto o de sus imágenes. No cabe duda que, al situar al niño o al púber del lado de los objetos y gadgets de consumo y comercio al modo de otros tantos objetos de goce, la articulación de dicho intercambio participa del discurso capitalista. A fines del siglo pasado, Marc Dutroux encarnó, en la sociedad belga, la imagen del nuevo mercante capitalista de niños requeridos como mercancía y fuente de plusvalía, cuyo valor a veces se tasaban tanto más alto en la medida que hubiesen formado parte de 15 Slavoj Zizek, Il segreto sessuale de la Chiesa Católica (Milano: Mimesis, 2010).

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