Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

172 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha angustia sobre sus víctimas. Y ¿en relación a los otros: a los padres, los colegas, los jefes? También entre ellos el pedófilo pretende elevarse para encarnar las virtudes del ideal que orienta el bien de los niños y los púberes. La pasión por la virtud pedagógica, en la transmisión del bien, genera para los neuróticos un halo imaginario de completitud deseable y sugestivo, donde el perverso llega a representar para éstos la realización misma del ideal y, a veces, el objeto causa. Formas del operar de la pedofilia perversa en el lazo social Existe una modalidad clásica bastante conocida: el proceder solitario , muy a menu- do realizado como vida paralela. En sus más diversas heterogeneidades, sea en su ejecución ritualizada o en su realización en intervalos alternantes con periodos de abstinencia del goce, la pedofilia perversa contempla el despliegue de una seducción que espera el eclipse del niño o del joven ante el dominio para situar el goce perverso en relación al cierre de la función de la palabra, donde la víctima caída en la trampa es reducida al silencio que desautoriza la mencionada función. En el último periodo, los casos más difundidos de abusos sexuales en serie, co- metidos por sujetos pedófilos en instituciones que trabajan con niños y adolescentes, han tenido como escenario personajes y lugares vinculados a la Iglesia Católica. Pero bajo de la mirada escrutadora no sólo quedan sacerdotes y religiosos, sino también educadores de pre-escolares, de niños y de adolescentes, guías y animadores de ac- tividades infantiles o juveniles. Como efecto dominó, la sospecha se ha extendido a conductores del transporte escolar, organizadores y monitores de grupos para-edu- cacionales o sociales de diverso orden, profesionales de la salud, entre muchos otros. En este contexto, resultan de particular interés los casos aparecidos en el marco de la Iglesia Católica, así como sus posibles hipótesis y explicaciones. Aquí, la aten- ción se focaliza sobre sacerdotes que han abusado, ya sea en serie o de forma ocasio- nal, de niños y jóvenes, en una gran heterogeneidad de situaciones, modalidades, estrategias, medios y clases sociales, etc. La vigilancia se ha dirigido, asimismo, hacia sus superiores y autoridades. Para explicar este fenómeno, se han sugerido diversas hipótesis. En primer lugar, tanto desde la psicología como desde la misma Iglesia, las principales justificaciones se han orientado hacia las dificultades encontradas en la selección de sacerdotes, donde se cuestiona la validación de los instrumentos, mé- todos y del mismo discurso de las ciencias en la institución religiosa. También se ha esgrimido el argumento referido a los problemas para abordar, en la formación y en el ejercicio religioso, la cuestión de la sexualidad y el celibato. En segundo lugar, igualmente aparece la dimensión del poder detentado y ejer- cido por la Iglesia, sus privilegios y sus prerrogativas sociales, jurídicas o económicas, así como la idea en virtud de la cual los dispositivos pastorales y de dirección de

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