Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1
La falsificación de marcas: ¿un fetichismo de masa? / Geneviève Morel – 159 por ejemplo, sin dejarla caer. Está presente en la moda: se trata de velar la supuesta “castración” femenina para hacer fálica a la mujer. Así, un deshabillé transparente es más erótico que un simple cuerpo desnudo, y en ello reside el atractivo de la lencería; un escote que vela el resto pondrá más en valor a una mujer que sus senos desnudos, como bien lo observó el psicoanalista inglés Flügel 16 . La estructura del fetichismo, resumida por Lacan, es aquella de un velo ubicado delante del sexo femenino, el cual evoca la castración. Este velo encarna la función del fetiche, lo que confirma su géne- sis: el recuerdo encubridor del último objeto percibido antes de la horrible visión del pene ausente de la madre, aquello que detuvo la mirada: el bajo del vestido, el botín, la enagua, el calzón. Bajo el velo, no se sabe lo que hay –presencia o ausencia caracte- rística del falo. Y esta ambigüedad es llevada a su extremo en el travestismo, una forma particular de fetichismo, donde el sujeto, en lugar de blandir un objeto externo como fetiche, encarna él mismo el falo de la madre (o su ausencia) escondido bajo un velo protector que es como su segunda piel. Lacan caracteriza la posición travesti como un “darse a ver”. Sin embargo, también califica de travesti la función “normal” de la vestimenta: ya que ella vela y, por lo mismo, jamás se sabe lo que se va a encontrar debajo, sobre todo si se va a encontrar aquello que se espera ver allí 17 . En razón de ello se establece un factor de excitación ligado al vestuario, pues el sexo real se presentará, desde entonces, como un postizo, sea cual sea su naturaleza y su forma. El caso de Héctor, travesti, fetichista y, además, interesado por la falsificación, puede por tanto llevarnos a la pregunta siguiente: ¿el logo, ahora que ha devenido lo esencial de la vestimenta, no sería el emblema de aquel estatus postizo del sexo? ¿Una suerte de redoblamiento del estatus fetiche de la vestimenta, como si el falo, alguna vez significado por la vestimenta en su estatus ambiguo, fuese ahora mostra- do encima, pero en posición absoluta, como aquello que Lacan llama Φ 18 ? Portar la marca equivaldría a darle estatuto fálico a su sexo, incluso en la ausencia de todo velo fetiche, incluso si se está totalmente desnudo. De ahí la popularidad de los tatuajes directos, de la marca en la carne. De ahí también la sospecha de que el gusto por la falsificación excedería el interés evidente de comprar la marca de lujo a bajo precio: el beneficio no sería solamente económico, sino también fantaseado y pulsional. Pues, de aquí en adelante, el logo inscribiría el falo sin ambigüedad sobre el sujeto, como un Φ puesto de relieve sobre la vestimenta; mostrar sobre sí, en conocimiento de causa, la falsificación del logo, pondría de manifiesto la fetichización fálica del sexo, vendría a poner en evidencia el aspecto fake del sexo. 16 John Carl Flügel, The Psychology of clothes (London: Hogarth Press, 1930). 17 Jacques Lacan, El Seminario, libro IV. La relación de objeto, 1956-1957 (1994; Buenos Aires: Amorrortu, 2008). 18 Jacques Lacan, “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, en Escritos , vol. 2 (1960; Buenos Aires : Paidós 2009), 773-807.
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