Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

introducción – 15 una cura emprendida por un sujeto ante la proximidad de la muerte para interrogar el impacto de ésta última sobre el trabajo analítico y la función del analista, mientras que, para cerrar el apartado, Pablo Cabrera retrata algunos fragmentos de la entrada de una paciente en análisis para encarar el rol de la inicial articulación de un espacio y un tiempo transferenciales donde restituir aquello que, en virtud de la confrontación con lo real del trauma, no parece haber tenido lugar. Para finalizar, el tercer apartado agrupa un conjunto de comunicaciones donde el examen de disímiles fenómenos sociales permite interrogar diversos ejercicios del poder que, cristalizando en sujeciones y/o subversiones, dan cuenta de operaciones mediante las cuales se articulan ciertos destinos del malestar. De esta manera, Gene- viève Morel analiza los destinos de la pasión social por la marca en el contexto del consumo general de falsificaciones para interrogarse respecto de una eventual subver- sión operada bajo el recurso a un fetiche irrisorio que, desviándose de la interpelación constitutiva de la masa, inauguraría el horizonte de una era post-fálica. Por su parte, Alejandro Reinoso se concentra en los flagrantes escándalos de pedofilia, particular- mente aquellos relacionados a la Iglesia Católica, para caracterizar la ominosa figura de la alteridad de lo social que, perturbando nuestros tiempos, parece capaz de revelar las condiciones contemporáneas del lazo social, además de servir de velo para cubrir otras transgresiones bastante más cotidianas y corrientes. Desde una perspectiva un tanto distinta, Horacio Foladori encara las contemporáneas estrategias practicadas por los Estados que, en conformidad con el neoliberalismo, operan en los ámbitos del trabajo, la educación, la salud y los derechos humanos una psicologización del malestar, tanto para enajenarlo de sus resortes políticos, como para luego conjurarlos a través de tecno- logías igualmente despolitizadas. A continuación, Esteban Radiszcz se concentra en el clásico problema de la circulación del don para preguntarse por la contracara de esta forma concreta del lazo social que, bajo la forma del superyó, reintroduce la exigen- cia del don como autocoacción y sacrificio del sujeto, dando cuenta de una suerte de prolongación negativa del don cuyo horizonte sería el don de muerte. Al cierre tanto del capítulo como del libro, Andrés Menard interroga el lugar de la inefable categoría de la espiritualidad en la retórica contemporánea de los argumentos jurídico-políticos referidos al derecho de los pueblos indígenas donde observa un ordenamiento de las diferencias que, si bien reemplaza el viejo operador de la raza, no por ello disuelve la colonial proscripción de la alteridad ni el moderno desconocimiento del otro, sino que lo reifica mediante su monumentalización lograda gracias a las categorías de la antigüedad, la vulnerabilidad y lo autóctono. Santiago, otoño 2016

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