Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

14 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha del volumen responde más bien a una composición que, al modo de un collage, en- sambla escrituras disjuntas carentes de articulación previa para dejar al lector los hallazgos de diálogos inesperados a partir de múltiples superposiciones parciales. Así, la primera parte reúne un grupo de contribuciones donde, cada una a su manera y a partir de repertorios diversos, recurren a la noción de malestar para rein- terrogarla sobre sus horizontes conceptuales, discursivos o prácticos, otorgando particular interés a sus relaciones con el campo de la Salud Mental. En tal senti- do, Pierre-Henri Castel vuelve al Malestar de Freud para señalar sus extravíos en el esclarecimiento de los hechos sociales, los cuales incluso en nuestros días son rei- teradamente reproducidos por formulaciones psicoanalíticas referidas a inéditas economías subjetivas actuales. Por su parte, Gonzalo Miranda aborda las Políticas Públicas de SaludMental en Chile que, obedientes exponentes de la Economía de la Salud y fervientes devotas del Consenso de Washington, componen un dispositivo neoliberal orientado, gracias al amparo del discurso de la ciencia y de la doctrina de la felicidad, a una gestión del malestar que, paradójicamente, reintroduce malestar. A su vez, Alain Ehrenberg analiza la relevancia creciente que, en nuestras sociedades, ha cobrado el sufrimiento mental como expresión de una nueva forma del malestar cuyo resorte principal guarda relación con obligaciones sociales que, referidas a exi- gencias de autonomía, pesan sobre la forma precisa de individualidad demandada en y por la sociedad. Luego, Macarena Orchard y Álvaro Jiménez proponen someter a un examen empírico la frecuente relación que, últimamente, diversas perspectivas críticas tienden a establecer entre malestar social y sufrimiento subjetivo, indicando que sus eventuales vínculos de ninguna manera podrían ser concebidos mediante equivalencias, superposiciones o simples continuidades, sino que necesitan ser con- siderados en función de modulaciones más complejas. Finalmente, Cesar Castillo se ocupa de la progresiva preocupación respecto del bienestar psíquico por parte de los Estados que, articulando salud mental, neoliberalismo y democracia, desplie- ga dispositivos de gobierno de la subjetividad donde la perspectiva del care podría constituir una imprevista resistencia. En la segunda parte se incluyen cuatro intervenciones que, a partir de la obser- vación de algunos trayectos clínicos específicos, derivan en el examen del malestar de la cura psicoanalítica misma frente al tratamiento de ciertos sufrimientos subjetivos bien precisos. Así, mientras Marta González explora las dificultades que, para la ela- boración del malestar, se encuentran en el caso de una niña impedida de encontrar un espacio nocturno para sus sueños, François Pommier aborda las exigencias que, para el abordaje del singular sufrimiento de algunos pacientes, se imponen al psicoanalista en su tarea de permitir la transformación y simbolización de aquello clausurado a la experiencia subjetiva por efecto de los operadores psicopatológicos movilizados ante situaciones extremas. Por su parte, Dominique Cupa examina numerosos pasajes de

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