Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

140 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha femenina con la desmentida de las vivencias de la historia real. La cuidadora y su vio- lencia contra Camille muestran algo más que un subrogado de la madre, escindida entre la madre ideal y la cuidadora sádica, y el remordimiento a posteriori de Camille frente a sus propias vivencias sexuales en un registro masoquista, al modo de Pegan a un niño, de Freud, al menos en este tiempo del análisis. La sanción materna (“¡No me digas cosas en secreto!») introduce otro registro, a saber, la desmentida de sus padres respecto al cuerpo, la sexualidad y las vivencias de Camille. Escuchar un silencio Las asociaciones de Camille se hacen más complejas. Junto con la reconstrucción de su historia ha comenzado a relatar experiencias en donde encontraremos una liga- zón del afecto, así como el ejercicio de detención en pequeños fragmentos. No sólo los nombra sino que ahora entra en ellos. Es un momento del análisis en que se au- torizará a confundirse, al equívoco, a la risa, lo cual dará lugar a escuchar un silencio en sesión. Escuchar un silencio en sesión y sostenerse en él fue una verdadera conquista de este trabajo, tal como veremos en la indagación de este otro sueño. Hoy desperté con pena […] no se me ocurrió nada […] sólo tenía ganas de llorar. La casa en la que vivo se desarma. Mis amigas se van a hacer sus vidas. Yo aquí estoy […] de nuevo sola. Tengo que dejar mi pieza, la casa, el lugar. ¡No avanzo! ¿Por qué me cuesta tanto? Llora. Luego, ya vuelta en sí, se queda en un silencio que se prolonga por varios mi- nutos . Con sorpresa e invadido por su última pregunta, noto que dijo “Desperté con pena […]”. Entonces, le pregunto si soñó, frente a lo cual ella hace el siguiente relato: Estoy en una pieza. Me miro en un espejo. Soy niña. Me miro la boca, los dientes, las encías están irritadas. Toco un diente y se cae. Me veo fea y me da mucha vergüenza. No quiero que me vean sin dientes. Salgo de la pieza y me voy a otra […] me asusto […] me despierto angustiada. Es un sueño de angustia, de nuevo. Le propongo distintos fragmentos, pero ningu- no trae series asociativas. “Mirar/ser mirada/tocar-se/sin-dientes”. Estas asociacio- nes que me rondan son demasiado alusivas a la sexualidad infantil y al complejo de castración. Ligo estos fragmentos a otros materiales de sesiones pasadas y los señalo, pero caen en nada. Desisto y reitero otro fragmento. –Dijo “paso de una pieza a otra…”. Si me comenta con mayor detalle esta parte del sueño… como si fuera una escena. ¿Qué me puede contar? –Estoy en esta pieza, parece que es mi pieza, avanzo por el pasillo, sigo con la

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