Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

Dolores de Morir / Dominique Cupa – 131 En la historia de Sebastián, la presencia de su familia y amigos fue notable. Estuvo a la altura de su generosidad e inteligencia, intentando – lo más posible – tornar su final soportable. Una transferencia intensa iba a desarrollarse. Mis iniciales en su libreta de direc- ciones eran las primeras señales. Gracias a sus amigos, pude ir a visitar su casa en el Midi 9 , donde me trajo las últimas fotos y una fantasía sobre nuestras “bodas de sol”. Progresivamente había debido “construir una muralla para impedir que sus amigos invadan su casa, y también contra la invasión de las metástasis”. Se concentraba en el modo en que iba a despedirse de su mujer, de sus dos hijas. Para Chloé, la más peque- ña, era más difícil: aún no había terminado su tarea con ella, no deseaba abandonar- la, no sabía como decirle adiós. El círculo de sus intereses libidinales se estrechaba, y era demasiado doloroso, demasiado intenso, para poder soportar la presencia de sus amigos, lo cual se volvía demasiado fracturante. Su universo se reunía. Formamos, él y yo, una díada. Sus dolores y angustias adquirieron un matiz de abandono, lloraba mucho, soportaba muy mal que lo dejara y yo tenía cada vez más dificultad en irme. Me trataba de “rompe-corazón”. De M’Uzan sugiere que, mientras más aumentan las capacidades de transferen- cia del agonizante, poco a poco más se concentran sus profundos intereses en una sola persona, la cual no pertenece al círculo de sus seres más cercanos. Lo importante es que el objeto escogido sea capaz de exponerse, sin una angustia excesiva, al largo movimiento captador que tiende a envolverlo totalmente; en otras palabras, que no haya demasiada heterogeneidad entre lo que él es y su representación dentro de la naturaleza del paciente. “Así, el agonizante forma con su objeto lo que yo llamaré su última díada, aludiendo a la madre, que bien podría ser una última reencarnación” 10 . M’Uzan también nota: “En virtud de lo que me imagino como una suerte de sabiduría de la especie, se com- promete en una última experiencia relacional. Mientras que los lazos que lo atan a los demás están a punto de deshacerse totalmente, es paradójicamente levantado por un poderoso movimiento, en ciertos aspectos pasional. De este modo sobre-inviste sus objetos de amor, ya que son indispensables en su último esfuerzo para asimilar todo lo que no pudo ser hasta allí, en su vida pulsional, como si tratara de volcarse completamente hacia el mundo antes de desaparecer” 11 . 9 [Nota de los traductores] El Midi constituye una región francesa que, situada en la mitad sur del país, representa casi un tercio del territorio continental francés. Delimitada por fronteras vagas que se confunden con particiones culturales, el Midi se superpone con parte de la Occitania, recubriendo también territorios catalanes (Pireneos Orientales), vascos (oeste de los Pirineos Atlanticos), arpita- nios (norte de Rhône-Alpes) o saintongeaises (Aunis, Saintonge, Angoumois). 10 M’Uzan, De l’art, 194. 11 Ibíd., 185.

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