Cirugía en medicina general: manual de enfermedades quirúrgicas
403 Capítulo 46 / Hidatidosis Pulmonar Figura 46-4. Toracotomía posterolateral derecha. Se expone un quiste hidatídico en el segmento apical del lóbulo inferior derecho. RESONANCIA MAGNÉTICA La imagen obtenida depende de la fase en la que se encuentre el quiste, por ejemplo, si es uni o multiloculado, o si es viable o si está muerto. En general, el quiste tiene una baja intensidad en T1 y es hiperintenso en T2. Usualmente, la RM no es ampliamente utilizada en el estudio de los quistes pulmonares, sin embargo, puede aportar información sobre los trayectos fistulosos con las diversas estructuras (Halezeroglu et al., 2012). SEROLOGÍA El cuadroclínicoasociadoadiversosmétodos imagenológicos, puede ser apoyado por estudios serológicos en la confirmación del diagnóstico. La mayoría de estas pruebas se basan en la detección de anticuerpos contra el E. granulosus , ya que ellos aportan una mayor sensibilidad que la detección de los antígenos del parásito (Sarkar, et al., 2016). Ninguna técnica permite confirmar el diagnóstico por si sola, por lo que usualmente se asocian dos técnicas (Vera, et al., 2003). La seropositividad del paciente depende de varios factores tales como el estado inmunológico, la ubicación, el número, integridad y viabilidad del quiste. La sensibilidad y especificidad varían según la técnica, sin embargo, estos valores son menores en la detección de hidatidosis pulmonar que en su forma hepática (Sarkar, et al., 2016). Los principales mecanismos de diagnósticos serológicos son: • ELISA IgG: su sensibilidad es de 93%y cuenta con un alto valor predictivo positivo, los falsos positivos son cerca de un 3% (Vera et al., 2003). Se utiliza para el seguimiento. Usualmente, se negativiza cerca de 30 días después de la cirugía (Pinto, 2017) y puede tardar hasta 5 años en hacerlo por completo (Saygι, A. y otros, 1997). • Western Blot: es un examen de alta sensibilidad (100%), pero baja especificidad, generalmente se utiliza para la confirmación de las otras pruebas (Vera et al., 2003). • Hemoaglutinación indirecta: tiene una sensibilidad del 65%, presenta reacciones cruzadas con triquinosis y fasciolosis (Vera et al., 2003). MANEJO El manejo de la hidatidosis pulmonar es esencialmente quirúrgico. El tratamiento médico es utilizado de manera complementaria a la cirugía para disminuir la recurrencia (Gottstein & Reichen, 2002). MANEJO MÉDICO El manejo médico se utiliza como respaldo al manejo quirúrgico con el objetivo de disminuir la recurrencia de los quistes, en la eventualidad de que alguna vesícula hija haya contaminado el campo quirúrgico de manera inadvertida. Se basa en la utilización de fármacos antiparasitarios tales como los benzimidazoles. Según Halezeroglu et al. (2012), de los benzimidazoles, el albenzadol ha presentado mejor tasa de respuesta que el mebendazol (91% versus 57,7% en tasa de curación). La duración óptima del tratamiento farmacológico no está del todo clara, la mayoría de los protocolos utiliza estas drogas por un período entre 3 y 6 meses y en intervalos de 4 semanas de tratamiento con descansos de 2 semanas (Gottstein & Reichen, 2002; Sarkar et al., 2016). Es poco frecuente que se emplee únicamente la terapia médica sin ser complementaria a la cirugía. Otros grupos de pacientes, tales como aquellos con elevado riesgo quirúrgico, hidatidosis secundaria pleural o pulmonar, o bien hidatidosis diseminada, pueden ser candidatos a manejo exclusivo con medicamentos (Nabi & Waseem, 2010). Se debe considerar que si bien, con el tratamiento médico, se logra la muerte del quiste, las membranas remanentes son susceptibles a sobreinfección (Keramidas, Mavridis, Soutis & Passalidis, 2004). Inclusive, se puede desencadenar una perforación del quiste y shock anafiláctico (Kurkcuoglu, 2002). MANEJO QUIRÚRGICO Tiene dos objetivos principales: la remoción completa del parásito conservando la mayor cantidad posible de tejido pulmonar (ya que la remisión y recurrencia dependen de la extracción completa del quiste) y el tratamiento de las alteraciones periquísticas (Nabi &Waseem, 2010). El pronóstico de la cirugía ha mejorado durante los años, disminuyendo las complicaciones postoperatorias, siendo una de las más frecuentes la presencia de fístulas broncopleurales persistentes. Estas son consecuencia del crecimiento intraparenquimatoso del quiste que al aumentar su tamaño comprime el tejido pulmonar involucionando los alveolos, formando así la periquística. Secundario a la pérdida de los alveolos, la vía aérea terminal queda expuesta y su lumen termina en el límite donde comienza el quiste, por lo que al retirar el quiste quedan expuestas las terminaciones
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=