Cirugía en medicina general: manual de enfermedades quirúrgicas

275 Capítulo 26 / Lesiones Hepáticas Benignas dependiendo del estadío de la enfermedad (tabla 26-6). La tomografía o RNM se reserva para casos de duda diagnóstica (Pinto G, 2017). En cuanto a serología, es de elección la técnica de ELISA para IgG contra Equinococo o Western Blot (MINSAL, 2015). El manejo dependerá de la condición clínica del paciente, sintomatología, tamaño de la lesión y aspecto ecográfico de la lesión. En pacientes sintomáticos con o sin complicación el tratamiento de elección es la cirugía, existiendo la opción de profilaxis preoperatoria con Albendazol 10 mg/kg/día por 15 días. Siempre se debe usar Albendazol en el postoperatorio (Pinto G, 2017). En pacientes asintomáticos, dependerá del tamaño y estadío de la lesión. En quistes activos o en transición de 5 cmomenos, el tratamiento es con Albendazol 10 mg/kg/día y seguimiento ecográfico cada 3 meses. En lesiones que no responden a tratamiento o mayores a 5 cm se recomienda manejo quirúr- gico, el cual puede ser percutáneo o cirugía vía abierta o laparoscópica. Las técnicas quirúrgicas más utilizadas son la periquistectomía parcial o total y la hepatectomía (Pinto G, 2017). Las lesiones inactivas muchas veces obligan a hacer diag- nóstico diferencial con tumores sólidos hepáticos mediante TC o RNM trifásico. Una vez que exista seguridad en el diagnóstico, se recomienda seguimiento ecográfico anual (Pinto G, 2017) y educación para prevenir nuevas infecciones. ABSCESO HEPÁTICO El absceso hepático se define como una colección purulenta encapsulada en el parénquima hepático, que puede estar infectada por bacterias (piógeno), hongos o parásitos. En occidente, la mayoría de estos abscesos son de origen piógeno. La prevalencia varía según la región y tienen una mortalidad que varía entre 10 y 40%, siendo sumamente importante su diagnóstico y manejo precoz (Mavilia, Molina, &Wu, 2016). Tabla 26-7. Factores de riesgo para desarrollo de absceso hepático. Adaptado de Mavilia MG, Molina M, Wu GY (2016). Estado de inmunosupresión * Diabetes mellitus Cirrosis hepática Uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones Edad mayor de 60 años Sexo masculino (*) Inmunosupresión incluye, pero no se limita a: uso prolongado de corticoides sistémicos, malignidad activa, terapia de inmuno- supresión posterior a trasplante, quimioterapia, infección por virus de inmunodeficiencia humana y/o esplenectomía. La presentación clínica clásica es fiebre, con o sin dolor abdominal, constituyendo parte del diagnóstico diferencial de síndrome febril sin foco. Puede acompañarse de compromiso del estado general, anorexia, náuseas, vómitos y/o baja de peso. Al examen físico se puede encontrar sensibilidad a la palpación abdominal del cuadrante superior derecho, con o sin signos de irritación peritoneal. En aproximadamente la mitad de los pacientes se puede encontrar hepatomegalia o ictericia. Los hallazgos al laboratorio son inespecíficos, pudiendo encontrar leucocitosis, alza de la PCR o VHS y perfil hepático con alza de transaminasas, bilirrubina, GGT y/o FA. Una presentación clínica asintomática, examen físico o laborato- rio normal no descartan el diagnóstico (Mavilia, Molina, &Wu, 2016). En el 90% de los casos, el diagnóstico se hace mediante imagenología (Ecografía Abdominal o TC, ambos con sensibilidad de 96-100%). En la Ecografía se puede encontrar una lesión hipoecogénica con contenido variable dependiendo de la presencia de tabiques o gas. El estudio con TC o RNM trifásica se reserva para la duda diagnóstica (Mavilia, Molina, &Wu, 2016). El manejo es por especialista, y consiste básicamente en tratamiento antibiótico de amplio espectro por un mes (al menos dos a tres semanas con antibióticos endovenosos, con posterior traslape a vía oral) y drenaje por punción percutánea oquirúrgico (Mavilia,Molina, &Wu, 2016). El drenajequirúrgico (abierto o laparoscópico) se reserva fundamentalmente para pacientes que no responden al tratamiento percutáneo luego de 7 días o en absceso hepático complicado (ruptura). CONCLUSIÓN Las lesiones hepáticas benignas están constituidas por un amplio espectro de masas hepáticas de distintas característi- cas clínicas e histopatológicas. Su diagnóstico ha ido en aumento debido a la creciente disponibilidad y calidad de los estudios imagenológicos, encontrándose generalmente como un hallazgo incidental en un estudio por otra causa. Las lesiones sólidas más frecuentes son el hemangioma, la HNF y el AHC, de las cuales solo esta última tiene mayor importancia clínica. Estas tres entidades son más frecuentes en mujeres jóvenes (30 a 50 años) y generalmente tienen una presentación asintomática, con examen físico y laboratorio normal. Para precisar su diagnóstico es necesario un estudio con imagen trifásica (TC o RNM) en un centro médico con radiólogos entrenados que puedan hacer una descripción detallada y acertada de la lesión. El manejo en general es expectante, con seguimiento imagenológico cada 6 meses inicialmente hasta tener seguridad de la benignidad de la lesión. El tratamiento quirúrgico se reserva para las condiciones detalladas en la tabla 26-4. En relación con lesiones quísticas hepáticas benignas, el espectro etiológico es amplio, pudiendo ser congénito, infeccioso, traumático o tumoral. Las lesiones quísticas que debemanejar el médico general son el quiste hepático simple, el quiste hidatídico y el absceso hepático. El eje central en cuanto a estas lesiones es la clasificación en lesiones simples o complejas, ya que estas últimas deben ser vistas por médico especialista.

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