Hablar, persuadir, aprender: manual para la comunicación oral en contextos académicos

94 HABLAR, PERSUADIR, APRENDER La voz se produce gracias al paso del aire por membranas, que reciben el nombre de cuerdas vocales, ubicadas en la laringe. Según la manera en que el aire pasa y el tipo de vibración que genere, la voz adquirirá ciertas características: Actividad Volumen Tono Velocidad Articulación 1. Preguntar si todos y todas en la sala escuchan adecuadamente 2. 3. 1. Subir el tono en las ideas más importantes para remarcarlas 2. 3. 1. Reducir la velocidad en las frases que quiero que recuerde la audiencia 2. 3. 1. Ensayar las palabras cuya pronunciación me resulta difícil 2. 3. Los elementos antes descritos pueden ser usados estratégicamente durante la presentación oral. Probablemente, en las distintas presentaciones orales en las que has participado habrás apreciado cómo estos elementos contribuían (o no) al éxito de la presentación. Te proponemos que reflexiones sobre los efectos que su uso estratégico puede tener. Junto a cada elemento, agrega dos acciones concretas que puedas utilizar. Puedes guiarte por el ejemplo: La velocidad es la rapidez con que se profieren las palabras y que, tradicionalmente, tiene como unidad de medida las palabras por minuto (se considera en español que una velocidad normal oscila entre las ciento cincuenta y las doscientas palabras por minuto; Atienza Cerezo et al., 2018). El tono responde a cuánto vibran las cuerdas. Una mayor vibración dará un tono agudo; menores vibraciones, un tono más grave. La entonación supone otorgar distintas tonalidades a los enunciados proferidos. La articulación corresponde a la pronunciación de las palabras y los fonemas. El volumen , que permite que la voz cobre mayor o menor alcance, se debe a la cantidad de aire que pasa por las cuerdas vocales. A mayor aire, mayor volumen.

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