Hablar, persuadir, aprender: manual para la comunicación oral en contextos académicos
18 HABLAR, PERSUADIR, APRENDER fueron liberadas de manera abierta y online las primeras TEDtalks (TED, 2018). Estas charlas concisas ponen en contacto a un público diverso que funciona como audiencia a distancia y que, a través de la modalidad de la presentación oral breve o pitch , puede encontrarse con miradas expertas. La proliferación de las presentaciones orales como medio de divulgación para la innovación o el marketing en una sociedad del conocimiento neoliberal ha llevado a que las presentaciones orales sean tomadas como objeto de análisis y que se generen guías para el “buen presentador”, sobre todo del mundo de los negocios y el coaching (ver Doumont, 2009; Duarte, 2012; entre otros). Finalmente, el acceso a presentaciones orales de diverso tipo en formato de video permite romper el principio de la fugacidad del habla, entendida en su naturaleza como transitoria e irrecuperable, aspecto que la diferenciaba fuertemente de la escritura. En sentido inverso, la oralidad ha modificado muchas de las características tradicionales de la escritura, que ahora puede ser inmediata. Gracias a herramientas tecnológicas como Twitter, WhatsApp y otros dispositivos de mensajería instantánea, hemos podido ver formas del lenguaje escrito que imitan a algunas de las convenciones del lenguaje oral. La escritura en este tipo de redes sociales adopta formas gráficas para representar algunos de los elementos de la oralidad, como el uso de mayúsculas para expresar el alza en el volumen de la voz o la omisión de “s” final para representar la típica aspiración de la “s” en el español chileno oral, entre otros. Asimismo, la escritura comienza a formar parte de interacciones de respuesta inmediata, en que las lectoras y lectores pueden, retroalimentar de manera instantánea a quien escribe el mensaje, por ejemplo, si algo no se entiende. La forma dialógica típicamente atribuida a la comunicación oral es, entonces, parte de formas escritas de interacción. Esta dinámica ya existía en la elaboración de cartas, pero ahora resulta más fluida y rápida. Así, la oralidad y la escritura se interrelacionan de maneras dinámicas; se acercan y se alejan, se influyen mutuamente o complementan. No solo han cambiado los soportes o herramientas a través de las cuales la comunicación oral se manifiesta: también se han multiplicado y complejizado las maneras de comunicar. La comunicación oral es parte de las interacciones sociales familiares, de las prácticas laborales y también de los campos de actividad académica. La masificación de la escolarización y la especialización del conocimiento han impactado tanto en el lenguaje escrito como en la comunicación oral. El progresivo desarrollo del conocimiento científico, así como la institucionalización de campos disciplinares específicos—estudios culturales, teoría crítica, ingeniería robótica, entre otros— impacta tanto en las prácticas de escritura como en la comunicación oral. Los lenguajes, convenciones y estilos de las prácticas de comunicación oral varían según el contexto disciplinar. Así, no es lo mismo defender un examen en derecho o presentar una ponencia en el campo de la biología. La especificidad de cada contexto debe ser motivo de reflexión para quienes usan la palabra oral en campos situados de actividad, y algunas herramientas retóricas pueden colaborar con esta reflexión. La comunicación oral tiene en la actualidad un rol fundamental en la construcción y difusión del conocimiento científico, rol que ha sido con frecuencia subestimado. Pese a que gran parte del conocimiento especializado se transmite y produce a través de medios escritos, la comunicación oral es parte esencial de la actividad investigativa y resulta clave en el establecimiento de redes y comunidades en diferentes campos disciplinares. En efecto, investigadoras e investigadores —noveles o con experiencia— típicamente comparten los hallazgos de sus estudios en congresos o seminarios, donde pueden encontrarse con sus pares para contrastar puntos de vista, obtener sugerencias o simplemente establecer vínculos académicos. Esta clase de encuentros es una oportunidad para que aquellos con menos experiencia se familiaricen con las formas de pensar y comunicar en sus disciplinas, en gran medida, a través del habla. De hecho, gran parte de la comunicación académica ocurre a través de la oralidad —no de la escritura— bajo la forma de seminarios, cursos, conferencias y otros (Mauranen, 2001 en Rowley-Jolivet & Carter Thomas, 2005). Así, el intercambio oral permite que el conocimiento académico sea socializado y construido en red, de manera colaborativa y no individual. De manera similar, en el contexto universitario, la oralidad es un medio para expresar dudas o desacuerdos y para negociar puntos de vista con pares o docentes. Sin embargo, muchas veces el uso de la oralidad en contextos académicos se entiende como un simple medio, una herramienta que refleja el pensamiento sin modificarlo. Esta idea muy extendida del lenguaje como transcripción exacta del pensamiento contradice los hallazgos de la
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