Hablar, persuadir, aprender: manual para la comunicación oral en contextos académicos
167 Capítulo 3 Guía del Docente La rúbrica es un instrumento de evaluación que describe en detalle diferentes niveles de desempeño para una tarea, de manera coherente con objetivos de aprendizaje específicos (Goodrich, 2005). Su construcción, cuando se la entiende desde el enfoque de la evaluación orientada al aprendizaje, supone una reflexión por parte de las y los docentes pero también por parte de sus estudiantes, quienes pueden participar en cierta medida de la construcción o negociación del instrumento mismo. En ese sentido, es importante recalcar que, a la hora de confeccionar una rúbrica de evaluación, una buena estrategia puede ser realizar una puesta en común con las y los estudiantes, quienes podrán enriquecerla a través de lo que ellas y ellos mismos consideran como un desempeño adecuado en el marco de su especialidad y del curso en particular. Del mismo modo, esta puesta en común permite además orientarles reflexivamente en la planificación de la presentación oral. A modo de recomendación, al construir una rúbrica de evaluación de manera colaborativa con las y los estudiantes se sugiere: Contar con una instancia de revisión conjunta de la rúbrica en la que se puedan sugerir modificaciones y revisar comprensivamente el instrumento. Orientar el diálogo en torno a los criterios de la rúbrica: ¿son relevantes?, ¿hay alguna dimensión que debiera incluirse y que no haya sido considerada inicialmente? ¿Todas y todos entienden claramente a qué se refiere cada nivel de desempeño descrito? Presentar una propuesta mejorada de la rúbrica y dialogar en torno a ella para que queden claros los criterios definitivos de la evaluación. 1. Construir rúbricas para evaluar una presentación oral Para profundizar Una rúbrica es, sobre todo, una herramienta que permite focalizar la retroalimentación y evaluar en forma transparente y clara el desempeño de las y los estudiantes. Le invitamos a reflexionar sobre esto a partir del siguiente fragmento: “La investigación ha demostrado que la retroalimentación puede mejorar el aprendizaje, especialmente cuando dota a los estudiantes de información específica respecto a las fortalezas y debilidades de su trabajo (Black & Wiliam, 1998). El problema es que entregar retroalimentación focalizada consume bastante tiempo. Una buena rúbrica me permite otorgar un juicio individualizado y constructivo, en un marco de tiempo razonable. Admito que, sumado a una rúbrica marcada, de todos modos paso mucho tiempo retroalimentando a mis estudiantes por escrito o verbalmente, pues me parece que es importante hacerlo. Pero si solamente encerrara en círculos los descriptores de la rúbrica y la entregara de vuelta con una tarea, de todas maneras seguiría retroalimentando más sobre sus fortalezas y debilidades que si solo hubiese puesto la nota, y tampoco me tomaría demasiado tiempo (…).” Las rúbricas me mantienen justa e imparcial en cuanto a la calificación. Admito que lucho contra la tentación de asignar las notas basándome parcialmente en cosas irrelevantes como el esfuerzo o la simpatía -pero no tanto. Las rúbricas me mantienen honesta. (Andrade, 2005, p. 29, traducción propia)
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