Hablar, persuadir, aprender: manual para la comunicación oral en contextos académicos

102 HABLAR, PERSUADIR, APRENDER ¿Cómo ensayar el uso de la voz? Como ya se ha revisado, el uso de la voz resulta de gran importancia para realizar una presentación efectiva. Recuerda considerar que la expositora o expositor de una presentación oral debe proyectar seguridad y tranquilidad. Para hacerlo, es recomendable que el volumen que emplees debe permitir que toda la audiencia pueda escuchar cómodamente tu presentación y que esto no implique un esfuerzo para tu garganta. Para eso es importante que consideres las dimensiones del espacio donde la realizarás, o bien si contarás con un micrófono. Recuerda que el volumen responde a la cantidad de aire que manejes. Por ello, es importante que tengas una posición corporal que permita que el aire transite sin problemas desde tus pulmones a tu boca (es más fácil hablar cuando estás erguido que si doblas el cuerpo, por ejemplo). En la medida de que tengas conciencia de tu respiración podrás ir mejorando tu capacidad de respiración. En general, por cuestiones de inseguridad y nerviosismo, las presentaciones orales de estudiantes ofrecen un volumen demasiado bajo que dificulta que el mensaje alcance a toda la audiencia; por este motivo es muy importante que te asegures de que el volumen sea adecuado. A continuación, se presentan algunos ejercicios que puedes realizar para mejorar la respiración, tomados del libro Saber hablar , de Antonio Briz (2008, p. 123): De pie, con el abdomen hacia dentro y el pecho hacia afuera (y la punta de los hombros hacia atrás), inspira lenta y profundamente. Comienza en seguida a pronunciar la letra “a” y mantenla hasta quedar con poco aire en los pulmones. Debes continuar el ejercicio hasta acostumbrarte a retener el aire cada vez más tiempo. De pie, completamente erguido, con los brazos extendidos hacia delante, sostén una vela encendida; inspira profundamente y sopla lentamente la vela colocada enfrente, pero sin llegar a apagarla, hasta quedar con poco aire en los pulmones. Mantener una buena posición y respirar usando la respiración diafragmática, esto es, procurando que al respirar el aire llegue hasta el abdomen (donde se encuentra el diafragma) y no solo “inflando” el pecho. La velocidad que utilices no debe superar a la que utilizas tradicionalmente al conversar. Muchas veces hay estudiantes que atropelladamente intentan decir mucho. Debes tener precaución, pues el tiempo acotado que tienen las presentaciones es un indicio respecto de cuánto es lo que se espera que debas decir. Puesto que seleccionar y jerarquizar los contenidos forma parte de la planificación, procura que dichos contenidos se ajusten a la duración asignada, atendiendo además al tiempo que podría suponer la lectura de gráficos, esquemas u otros datos, y que puedas emplear para ello una velocidad que te resulte cómoda y natural. Si por cuestiones de tiempo quedan temas y aclaraciones fuera, puedes pedir disculpas por anticipado y ofrecer ampliar tu presentación en el espacio de preguntas. ¿Te has fijado cómo ciertas aplicaciones actuales que puedes usar en tus teléfonos móviles presentan una voz artificial que, aunque empleen las palabras correctas, carecen de una entonación adecuada? El tono añadido a las palabras y expresiones otorga expresividad, lo que es importante tanto para generar empatía en la audiencia como también para favorecer la comprensión del mensaje que se pretende transmitir. Un discurso que no presenta variaciones tonales resulta monótono, por lo que se requiere de un mayor esfuerzo por parte de la audiencia para mantener la atención.

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