Historias de la Universidad Azul
Se conectaron y funcionó. El mail llegó al otro lado. Y como te digo, fue como “guau, funcionó y OK, nos vamos para la casa”. ¿No celebraron, no hicieron nada? En verdad no entendimos que lo que hicimos era tan importante. De hecho cuando el mail compitió con el fax, la gente decía: ¡Si tengo fax, para qué quiero e-mail!
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