La regulación de las aguas: nuevos desafíos del siglo XXI. Actas de las II Jornadas del régimen jurídico de las aguas

80 Págs. 75 - 106 C apítulo I. M arco normativo y reformas en materia de aguas CHRISTIAN VALENZUELA - AGUSTÍN SILVA el uso de los DAA allí constituidos a nuevas condiciones hidrológicas, ni se ha efectuado una reasignación de los mismos en beneficio del bienestar general, desencadenándose problemas especialmente sensibles, como la falta de acceso al recurso para consumo humano. Si bien estos casos son puntuales, han puesto en entredicho la idoneidad de todo el sistema, cons- tituyendo verdaderas alertas acerca de la necesidad de introducir mejoras para evitar nuevos conflictos. En este sentido, es relevante considerar que cada fuente específica tie- ne condiciones particulares y no todos los mercados de aguas funcionan de la forma esperada, existiendo problemas específicos de ciertas fuentes naturales y problemas comunes a varias. Ejemplo de esto último es el so- breotorgamiento de DAAmás allá de lo sostenible (en algunos casos como Copiapó, más de seis veces lo sostenible), lo que se traduce en la crea- ción de más títulos para extraer que agua efectivamente disponible. Otros problemas que existen, en algunas fuentes, son el acaparamiento de DAA (principalmente vía usos no consuntivos) y/o la inexistencia de oferta de títulos a la venta. El sobreotorgamiento de DAA es una de las principales causas del desabastecimiento de zonas de grave escasez hídrica. En fuentes sobreo- torgadas y sin organizaciones de usuarios de aguas (OUA) funcionales, solo quienes cuentan con recursos para hacer mejores obras de captación tienen acceso al agua y la extraen por encima de la capacidad natural de recarga de los cauces o acuíferos, con las graves consecuencias ambienta- les derivadas. Acá los mercados de aguas no son causa de los problemas, pero sí pueden ser parte de las soluciones en la medida en que sirvan a una reasignación del recurso hacia usos ambientales o sociales y no solo productivos. Los mercados de aguas definen casi sin contrapeso la reasignación de los DAA, sin que el Estado asuma ningún rol al respecto, esa es una rea- lidad. Lamentablemente, los mecanismos de estos mercados de aguas en Chile hoy tienen un prisma puramente economicista y no conciben el me- dio ambiente como una finalidad en sí misma, promotora de transferencias. Tampoco existen estímulos que incentiven a los particulares a invertir en ese sentido. Para dar solución a estas externalidades negativas, resulta con- veniente generar una nueva política que oriente a los mercados de aguas hacia funciones de sustentabilidad.

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