Una propuesta de modelo integral de reinserción social para infractores de ley
91 5 Capítulo casos de condenados por delitos que suponen la adquisición de bienes, tales como el robo o el robo de viviendas (Travers, Mann, & Hollin, 2014). Otra dimensión relevante de los patrones de pensamiento antisocial está relacionada con la forma en que las personas aplican juicios morales a situaciones sociales. Un me- ta-análisis de 19 estudios, que en conjunto abarcan una muestra de 15.992 infractores de ley adultos, mostró una relación inversa significativa entre madurez en el desarrollo moral y reincidencia en delito. Análisis más detallados muestran que el tamaño del efecto es superior para pensamiento moral (r=0,20) que para emoción moral (r=0,11) y que el desarrollo moral tiene un efecto preventivo significativamente superior en mu- jeres (r=0,32) que en hombres (r=0,21) (van Vugt et al., 2011). Este resultado destaca la importancia del componente cognitivo por sobre el emocional en la promoción del desarrollo moral, y la necesidad de priorizar este componente en la intervención en población femenina. • Preparación de infractores de ley para procesos de cambio El comportamiento antisocial está relacionado con una variedad de factores que inclu- yen aspectos cognitivos, estilos de personalidad, estilos de relaciones interpersonales, trayectoria y situación laboral, el abuso de alcohol y/o drogas, problemas en las relacio- nes familiares, entre otros. Si bien estos problemas afectan la vida del infractor de ley, y aumentan su exposición a recibir sanciones penales que en sí mismas contribuyen a su deterioro psicosocial, es frecuente observar que estos sujetos minimizan sus proble- mas y justifican su conducta (Walters et al., 2007). Las dificultades para reconocer el carácter problemático de su situación derivan en una escasa motivación al cambio y a recibir intervención, lo cual puede afectar negativa- mente la implementación de programas de reinserción social, pues su factibilidad se ve comprometida en la medida que no pueden reclutar, evaluar y mantener una cobertura de población usuaria. La disposición al tratamiento y la motivación al cambio pueden jugar un rol fundamen- tal en el compromiso del infractor de ley con el programa, así como en su capacidad para llegar al término de la intervención iniciada, lo cual incide en las oportunidades de lograr objetivos de cambio (Harris & Derkzen, 2011). En este contexto, resulta prioritario para el éxito de cualquier modelo de reinserción social el contar con la capacidad para generar disposición al tratamiento, motivación al cambio, y para mantener la adherencia a la intervención en las personas que participan en programas correccionales.
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